domingo, 15 de noviembre de 2015

Sabes



Sabes
que cada canción que vuelva de la tristeza
dejará un rincón
para que descansen nuestras almas y sus abismos,
dejará una lágrima que brinde por los amores muertos
y nos recuerde
 que alguna vez sonreímos entre las sombras
con devoción y amargura,
que nos emocionaba escuchar
las mismas viejas palabras que movían nuestros impulsos
aunque no tenían sentido al vagar por nuestros labios
en un calendario sin hojas, en una caricia herida.

Sabes
que hablaré de Dylan como si le conociera,
como si la poesía se hubiera adueñado de la calle,
de las preocupaciones de la gente que pasa,
de las caricias, de los abrazos y del ruido
y cayéramos sin fuerzas en el lecho primigenio
 de una aventura sin rima,
de un deseo desordenado
porque tú estabas más allá de mis manos y de mi frente,
alentabas el recuerdo de lo que nunca fue,
de lo que nunca se ha ido. 

Sabes
que volveré a decirte que te quiero cualquier tarde
con un poema escrito en cualquier cielo que se hunda
mientras el mundo se ensañe con mis ruinas y mis recuerdos
y edifique la gracia que encontré en la cumbre de tus piernas,
en los abismos mórbidos que encontré en tus pechos.


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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.