domingo, 15 de noviembre de 2015

Ojalá

Ojalá que la Luna pueda salir sin ti,
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

        
          Recuerdo, Laura que me hundías cada vez que me recordabas que yo encontraba la palabra precisa, la sonrisa perfecta para salir airoso de tu envite, para calmar la furia que te infundía el miedo de perder mi amor.

         Siempre intuí que Ojalá, era una canción de amor con mucho resentimiento, muchas cuentas pendientes, mucha poesía con el fusil en las manos, que las imágenes políticas habían sido elegidas para dejar escapar la frustración de toda una vida con hechos y azares íntimos que encontraban una representación excesiva de la transformación producida por el espejo distorsionado de todo un pueblo sin destino ¡Ay, Fidel, eres un viejo tonto, que no ves el hambre de libertad de quienes aún te aplauden cuando hablas y siempre te odian cuando llega la hora de comer!

         Me dijiste ayer que mi escritor en prosa era como tantos otros que sueñan y se promocionan con lo que tengan a mano, que no tengo nada que añadir a un panorama inflado en exceso y que ha encontrado sus representantes más adecuados, que tendría que dedicarle más tiempo a ese poeta que olvida cada verso que cruzó por su mente cuando saca la libreta del trastero y empieza a quitarle el polvo. No haré proselitismo con mis ausencias, con mi miedo a escribir, estoy viviendo contigo los días más felices que recuerde, no quiero despertar de ellos a causa de tus celos sórdidos, patológicos e injustificados; me fui de ti con la poesía al hombro y sin mirar atrás persiguiendo al Dylan que mostraba su otra cara, nunca con unos cabellos locos, una mirada tierna o unas caderas voluptuosas, me fui con la poesía que no se recuerda porque no se escribe y cuando se hace tiene un efecto retardado.

         Una de esas noches en que abandonabas mis ansias irrefrenables de vivir; éramos solo cinco los que permanecíamos despiertos en aquella casa donde fluían las canciones, Najma dormía al pequeño Adán, vaya nombre para una criatura tan inocente y hermosa. Te lo he dicho muchas veces pero nunca lo has tenido en cuenta; yo estaba allí pero no me encontraba porque me faltabas tú. Resulta que pusimos un vídeo de Ojalá y todos se quedaron prendados con el primero de enero y el viejo gobierno de difuntos y flores. Acudieron a la lógica, ya sabes que el arte prácticamente se desmarcó  de sus brazos con sus primeras manifestaciones; era la salida del mulato Batista, el fin de su régimen personal, en crueldad nada que ver con el del cabrón de Franco en sus primeros años de represión y venganza. Yo decía que era la representación genial y llena de recovecos sangrantes de una aventura que no quedaría nunca atrás. Lleva un nombre como tú me enseñaste; Emilia, un nombre como el tuyo en aquellos días que de tanto amarme casi me asfixiabas al estrecharme contra tu pecho.

         Me preguntarás quién era la quinta persona: Contéstate tú misma, hubo alguien que tomó la palabra y no dejó que se le escapara. El doctor Jekyll siempre llora las marcas de las heridas que provocan los excesos de Mr Hide.

         Por lo demás, poco puedo achacarte de tu comportamiento, cuando estoy triste siempre me alegro de que no seas un ángel, también cuando sonrío y pienso en tu elegancia sensual. 


 (Conversaciones con Laura - 26 de Diciembre de 2014)

2 comentarios:

  1. Hola, Francisco. Ojalá ha dejado de ser una canción y se transformó en un himno que traspasa todas las generaciones. Desde aquel Ojalá de mi viejo a mi Ojalá y al Ojalá de otros chicos más jóvenes que yo, pasó mucho tiempo, pero la vigencia emocional que tiene el tema, lo hace eterno.
    Creo que nos representa a todos los que no sabemos "tirar por la calle del medio" que implica siempre andar bien con Dios y con el Diablo.
    Como La Maza, creo que son dos temas con los que uno se unta el cuerpo (a la usanza de los antiguos guerreros) cuando sale a pelear por lo que cree.

    Lo que escribiste, como siempre me pasa, me toca el fuego.

    Un abrazo muy grande y con la enorme alegría de verte de nuevo.

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  2. Desconozco la razón, Simón, pero después del excelente disco "Unicornio" le perdí la pista a Silvio y, aunque me he puesto algo al día, puedo decirte que me sigo basando en sus primeros años para reivindicar su leyenda. Es una suerte que cante en nuestro mismo idioma, que tenga una sensibilidad fuera de norma, que consiga tantas veces la comunión entre la música y la poesía.

    Entre las muchas canciones de él que me gustan nombraría "Esto no es una elegía","Óleo de mujer con sombrero" y "Pequeña serenata diurna", bueno, es muy difícil decantarse por unas pocas canciones donde hay tanto que elegir, desde luego que "Ojalá" es fascinante, dolida, cuando solo quedan las espinas del recuerdo de un amor, a pesar de las metáforas y de las analogías tan rotundas, que han desviado a tantos del motivo principal de esta canción, nos da la sensación de que la escribió en un instante de dolor y en un arrebato por la forma que nos llega.

    Pienso como tú con respecto a "La Maza" es una canción magnífica dentro de un disco impresionante.

    Un abrazo, Simón, siempre demuestras que ha descubierto pronto lo importante que es mirar hacia atrás para saber cómo hemos llegado aquí.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.