Cuando llegue el corazón perdido de la noche
te preguntaré si queda un beso para que te recuerde,
para saber cómo llamarte
en la oscuridad profunda que se anuda a los árboles
cuando tiembla en los pasillos el alma de los pájaros
que perdieron las notas,
para llevarte el amor de una ciudad abandonada
y escribir una canción en una enredadera
que recuerde una caricia sobre un muro derruido
con la presencia de un nombre que nunca sabré borrar.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.