Estoy segura de que ya nada ahogará mi rima,
durante años he llevado el silencio en la garganta
como una deuda de sacrificio,
pero ha llegado el momento de cantarle
al pasado una elegía.
(Alda Merini)
1
La ciudad se ha ido alejando de la que conocimos,
las calles no parecen tener el mismo color,
las mismas camisas
las mismas camisas
apenas quedan vidrieras en las que mirar nuestros delirios,
caminamos entre las cenizas de un pensamiento
que no llegamos nunca a poseer,
que no llegamos nunca a poseer,
entre árboles extraños que perdieron sus raíces
y ya no distinguen
y ya no distinguen
las sombras de los geranios blancos
de los escaparates que acarician el antiguo resplandor
de la huella de Camus sobre los adoquines
plegados en el papel que nunca llegué a enviarte.
plegados en el papel que nunca llegué a enviarte.
Unos besos atravesados que se ocultan en las ramas
de las arterias caídas me recuerdan
de las arterias caídas me recuerdan
que los amantes se fueron a buscar otra soledad
cuya tristeza
se refleja en la mirada de los himnos elegíacos
se refleja en la mirada de los himnos elegíacos
que no encuentran unos labios para que vuelvan
a besarlos en la túnica abierta de los puertos
a besarlos en la túnica abierta de los puertos
y puedan en el pasado escribir una palabra de amor
que ahogue un largo poema de resentimiento.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.