Te diré que te quiero;
nunca llegó el olvido
al corazón que aguarda y no tiene esperanza.
(Conversaciones con Laura - 17 de mayo)
Solo puedo acercarme a ti para volver al silencio
y decirte
que eres la dirección que perdieron las flores de la esperanza,
que tus velas se pliegan ante cualquier sonrisa,
que no puedes volver a otro paso que guarde
que no puedes volver a otro paso que guarde
la frialdad de un requiebro sin norte ni caricia
hundido en la humedad de una almohada,
hundido en la humedad de una almohada,
que tu maleta encalló en el armario de los rieles del olvido,
y tu carmín se deshace en las fuentes ahogadas
de otra melodía
donde fluyen la penumbra y el pesar de los escombros.
de otra melodía
donde fluyen la penumbra y el pesar de los escombros.
Ahora eres un poema cubierto por las hojas,
una energía amortajada
que vaga en los andenes de los pasajes oscuros
con un llanto desesperado
porque has perdido la llama oscura de los puertos
donde aún tiemblan las llagas escondidas
cuando cae tu voz en los dominios
descontrolados y perversos del humo de la noche.
descontrolados y perversos del humo de la noche.
Aún sostengo tu acento brotando en la cadencia
profunda y transparente
del fraseo que hierve en cada quiebro afligido,
aún espero que vuelvas desde ningún lugar.
aún espero que vuelvas desde ningún lugar.
He buscado tu sombra en el suelo de los parques,
en el rincón de los rastrojos
que juntos recorrimos con el alma estremecida,
con el vestido que aún vibra en la escena que muere
tierna entre tus labios, el bolso y la linterna.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.