domingo, 14 de julio de 2019

He prendido una herida

He prendido una herida que recuerda tu nombre en la playa,
he bajado a las arenas y oigo el rumor del muro
en la rendija donde anidan los vencejos
y el clamor de tu paso alborota el agua que golpea en las rocas
y penetra en el muelle que solo conserva una hilera 
tormentosa que muestra la fragilidad de un costado invadido.

Vuelvo a un poema perdido en la arena que llega de otro tiempo,
al campanario que no volvió a volar, al Vía Crucis
que impregnaba de dolor cada derrumbe en el camino
y te llevaba la espina de cada pensamiento  
cuando vivir era un pecado,
un cilicio sujeto a la ceniza posada en tu frente,
el estigma de un amor que nunca abandonó el temblor de tu pecho
ni el bálsamo de luz que turbaba en tu mirada.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.