domingo, 12 de junio de 2022

Poemas de la nostalgia

I
 
Quise llegar al canto de la rosa perdida
que mordiera tu blusa en la tierra varada,
en el azul del puerto,
desenterrar la nube que tocara tus medias,
vivir en la caricia tierna de lo soñado
y sentirte  en un claro embriagado de luna
y también quise
sentir tus labios cerca, reflejarme en tu cuerpo.
 
Presiento en cada gozne la canción peregrina
de un Serrat que volaba,
la elegancia en las calles de tu loca bohemia,
 el poema caído que se erguía en tu pecho.
 
Dibujo en la nostalgia la cruz de tu mirada,
el sueño de tu rostro, la lira de tu olvido
que no supo arrancar las notas de la escena,
se dispersó en el mar y no quiso esperarme. 
 
II
 
Ya no te espero, Inma,
en el jardín dormido de la academia inerte 
que tuvo tus anhelos de acanto coronado,
el muro de las sombras languidece
en el puerto cautivo
que no cura la sal, ni sufre la serpiente
que hunde la esperanza de los desesperados,
en el perfil errático que juega con las hadas
y muestra su deriva
en el rostro del mar que danza con la muerte.

Hay una huella de ti que me acorrala,
me asusta en el silencio, me mira y no me entiende.

III

En el romance hueco que no supo acunarte
 anida un esplendor,
unos hilos de luna que emergen en tus labios
y humedecen los ríos que surcan los espejos
que iluminan tus ojos 
en el balcón que espera tus brazos que dominan
un huerto entre las hojas que el aire mortifica.

IV

A veces pienso que vuelves de la muerte
 como la imagen 
de una virgen de Rosetti,
 como un vestido que cubre la ansiedad 
de los extraños que vagamos 
por las calles construidas para los otros,
por las escolleras 
que murmuran la soledad del puerto
envuelto en el levante
que se muestra en la noche
como el recuerdo de un amor gris que no ha pasado.


 


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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.