5
Ya
no sentirás vergüenza por ser una chica triste,
no
pensarás que has hecho algo mal
cuando
tu amante se enfade
porque
perdió su nombre en las carreras,
ni
agacharás la cabeza
ante
los puentes inclinados en la lejanía
donde
tu corazón se encoge como si fuera
la
última lágrima
de
una sirena perdida
en
la corriente constante del Hudson.
6
Hay quién puede
creer que aún cantas entre los muertos
esa canción que
me ponía tan triste,
que sueñas en
los escalones
del umbral de
una casa sin muros
inserta en un
cartel publicitario,
que miras la
profundidad de la baraja
donde yace la
muerte teñida de imprudencia,
tu juventud
atravesada en un poema,
las hojas
muertas llevadas por el viento.
...
Volveré a tocar
tu cabello humedecido
como una tarde
gris
y volveré
a encender una
llama en nombre del recuerdo,
a despertar el
sabor de la resaca en tus ojos,
en ese infierno
de los escaparates, en el ruido
que ahoga la
palabra profunda del poeta
que duerme en
la calle con el gesto contrariado
porque las
lilas nos devuelven a la vida
una tarde de
agosto
y se yerguen
sobre el sueño reseco
de Nembutal adoctrinado,
y la respiración
de aquellos que te amamos se contiene.
¡Ay, de esa
libertad que aprisionó tus alas.
esos labios de
rojo carmín,
esos pechos
caídos para siempre!
Impactante poema, Enrique.Me llega el amor de lo perdido, el recuerdo que no abandona la memoria y se evoca con melancolía "encendiendo una llama en nombre del recuerdo".
ResponderEliminarLa última estrofa es un bello lamento, y lo percibo como un homenaje a alguien que perdió su vida joven luchando por la libertad.
Los tres momentos del poema son muy emotivos, pero el último lo es extraordinariamente .
Mi felicitación.
Un abrazo.
Estos poemas, Fanny, que he llamado "Momentos" están inspirados en su mayor parte en Marilyn Monroe aunque mezclados con mi relación con la mujer que, para bien y para mal, ha marcado mi vida y no solo en lo literario. Un proceder similar ya lo llevé hace unos diez años poniendo delante de ella el espejo de Sylvia Plath. Sé que para aquellos, la inmensa mayoría, que se han quedado con la imagen más aceptada de ella sería mucho decir que luchó por la libertad, pero aquellos otros que siempre vimos en ella la sonrisa triste de una niña perdida sabemos que hay pocos casos que ilustren como el suyo la búsqueda de la libertad individual. En su vida llegó a hacer todo lo posible, incluyendo asuntos que afectan frontalmente la moral y la corrección, por ser Marilyn y cuando lo consiguió hizo lo que pudo por librarse de ella. Nunca estuvo más cerca de esto último que cuando se casó con Arthur Miller, quizás el mejor dramaturgo norteamericano de la centuria pasada, pero fracasaron como pareja, según dicen porque Miller llegó a comprenderla demasiado bien y así lo reflejó en el guión de Vidas Rebeldes, una aventura amarga y crepuscular de perdedores en la que también se profundizaba en el drama o la tragedia de Montgomery Clift y anunciaba los últimos momentos de Clark Gable, con un cansancio evidente en su sonrisa seductora, película de Huston que pasa por ser una de las peor tratadas de la historia del cine. Antes, muy joven, estuvo casada con un oscuro operario, se dice que por escapar de casa, y después cuando había dejado atrás a Norma Jean con el héroe americano, el mejor jugador de beisbol que ha existido o, al menos, el más conocido, Joe Di Maggio, en ambos casos con desastroso resultado.
ResponderEliminarTe agradezco, Fanny, que te hayas acercado tanto a este rincón y que me comentes formas muy distintas de entender la poesía. Me siento muy satisfecho de encontrar a personas como tú.
Se da la paradoja, Fanny, que estos poemas los tengo como muy agradecidos porque, equivocado o no, reflejan mucho de lo que quería decir y además, aprovechando la bondad del verso libre tienen muy pocos retoques y ninguno en más de un caso, y, precisamente, el más ambicioso de ellos es el poema en el que más tiempo he trabajado en mi vida con diferencia, he llegado a contar más de diecisiete versiones, y no he podido darlo aún por concluido.