domingo, 8 de enero de 2012

Y tengo que cantar


Y tengo que cantar caricias de un instante,
recuerdos que no existen, sombras que me abandonan.

El vapor, a lo lejos, canta nuevas hazañas
que ahogan los anhelos
de Antiguas travesías de puertos y guitarras.

!Oh, juventud esquiva que fuiste y te marchaste
sin dejarme una seña de tu nuevo destino¡

Aparecen borrachos rasgando las esquinas,
donde arreglan fachadas, y rompen los periódicos.

Se apagaron las risas, farola engalanada
de soledad sin dios cuando llega la herida,
de amor sin ti, amiga, de amor que no comprende
este torpe escenario que glosa soledades...

Ya sé que no me quieres. Lo siento y me castiga.
Creo que habría un camino de sal si lo aceptaras.

8 comentarios:

  1. Que maravilloso poema de nostalgías que viven en tu corazón, o simplemente sea inspiración, son bellos versos todos ellos donde se traslucen
    soledades en el pensamiento.
    Me encanta como escribes Enrique, y cierto es.
    Ojala pudiera yo escribir con esa cadencia llena de melodías como lo haces tú.
    Esta poesía me ha gustado muchísimo.

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    1. Elda, cuánto nos ayudas a aquellos que nos quedamos sin Peter Pan. Es un poema sincero que le dedico a mi mujer, es muy difícil, supongo, soportar a alguien que siempre ha tenido sueños de poeta. Ella no comprende estas dudas, yo intento decirle que lo imaginado también es real. Creo que el amor burgués hace mucho daño, es una de las razones por las que cantamos y añoramos lo que, quizás, tengamos. Gracias por tu comprensión, Elda. Sé que hay otras personas por las que merecería la pena estar en el Foro, pero tú has alcanzado un nivel de imprescindible; sin ti el Foro sería más triste.

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  2. Siempre he tenido la sensación de que cuando tenía veinte años no era consciente del tesoro que se guardaba en mi.Al contrario,los veinte los recuerdo como una época de inseguridades y miedos.
    ¡Cómo derrochamos aquellos años,los mejores de la vida para ser plenamente felices!
    Y es ahora,cuando ya se fueron,cuando los añoramos.
    Siempre ocurre así.A casi todos.

    Pero llorar por la juventud perdida no nos la va a devolver.Por eso hay que disfrutar de la edad del momento.

    Un placer Enrique.

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  3. Creo, Jerónimo, que llevas toda la razón, hay poco que añadir a lo que dices. Pero ya ves lo de Rubén Darío; "¡Juventud, divino tesoro / ya te vas para no volver... El Hombre comprende, pero no siempre acepta, al menos y según la persona, se buscan demasiados atajos.

    Gracias, Jerónimo. Algún día me gustaría comentarte lo de Neruda. Creo recordar que me dijiste que el conocimiento que tienes de él no es tan profundo como el de Lorca o Hernández. Pues sí es así es realmente hermoso el acercamiento que tiene tu verso libre con el del Neruda de las Residencias, quizás el mejor. Tan fácil, aparentemente, como difícil; ya que el verso fluye como si hubiera sido escrito al dictado.

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  4. Dios!Ahora me doy cuenta Enrique!
    Mi estimado amigo, cuánto celebro hallarte,quién si no tú,me dejaría la huella de tu sensibilidad, de tu bonohomía.
    Me ha encantado todo lo que aquí te he leído, volveré más despacio, con más tiempo.
    Solo apuntar, a propósito de la juventud, que soy una mujer atípica, no volvería por nada del mundo a ser la que era hace veinte años, no por nada especial, tan sólo por cansancio. Toda mi vida he estado puliendo mi roca, sigo, seguiré hasta el final, pero es tan arduo y yo, tan imperfecta, que sólo pensar en volver a la bella juventud y la lucha sin fin, digo que no.El tiempo es un presente perpetuo, vivo mi presente y con eso ya tengo bastante...
    Un fuerte abrazo querido amigo.

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  5. ¡Qué alegría, María, el que haya tenido tu respuesta! He leído tus poemas y desde luego que dejas en ellos, aparte de una calidad incuestionable, las señas de tu interior con definiciones bien marcadas. Creo que Dylan Thomas ya mos habló de la soledad en el amor y en la muerte, ¿hay un reto más grande para un músico o un poeta que hablar de ellos sin caer en el vacío?
    Con excepciones, normalmente, los hombres nos mostramos más huidizos y lo respeto, he ido buscandoos y me he llevado sorpresas agradables como la tuya. Intento reconstruirme, como otras veces, María; añoro la juventud, es cierto; la mía fue ir siempre contra corriente, no ver el amor que se me ofrecía, no asimilar que se me maltratara, precisamente por lo mejor que podía haber en mí; no puedo evitar, a pesar de su esterilidad, el anhelo de volver a verme joven, de haber podido cambiar tantas cosas, tanto daño que he hecho y siempre dirigido hacia la misma persona. Sé que por ello mismo, en los momentos de lucidez solía citar el aforismo de Groucho Marx, tan cercano a lo que dices; "¿Mi juventud...? Puedes quedarte con ella.

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  6. Me ha encantado este poema inundado de nostalgia y de dulzura.
    Me evoca tanto sentimiento, tantos recuerdos, tantas emociones contenidas.
    Me sumerjo en estos versos y me emocionan, siento soledades y ansias y deseos y tantas y tantas cosas. El amor es lo más importante, lo más maravilloso, pero cuánto nos hace sufrir.
    Deseo que tu no sufras y encuentres la senda del amor.

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  7. Ya ves, Beatriz, es una característica que se da en muchos de mis poemas desde hace muchos años. En este caso empiezo a pintar una aguamarina, y casi sin darme cuenta me desvío y pinto un corazón herido.
    Llevas razón, Beatriz, el amor sigue ahí para inundar la poesía y la vida, y llevarnos por sus luces que nos parecen breves y sus sombras tan oscuras.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.