jueves, 19 de enero de 2012

Los painicos

Al recordar tu nombre, al vestirme de abril
anochecido,
he vuelto a caminar por la playa desierta,
a esperar en la orilla que suba la marea,
como los painicos que al final del verano
caían sobre la arena tristes como sus alas,
mi alma volotea torpe en la resaca,
sin fuerzas, sin amor, sin verso que te nombre.

No ha podido volver al sueño de la vida
como estas aves negras que desafían las olas
que ha tiempo que eligieron otras playas oscuras
para dejar su vuelo entre el aire y el agua.

Publicado  30/01/12 (Abril 2011)

4 comentarios:

  1. Unos versos que conjugan amor y añoranza...
    es hermoso leerte, tus versos parecen suaves olas
    lamiendo las playas del ayer.
    Un abrazo cálido
    Ana

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  2. Gracias, Ana, este poema habla un poco de los cambios que se producen en nuestras vidas. Los painicos son pequeñas aves marinas que llegaban a nuestras costas en la temporada de la melva (pez parecido al bonito, pero más pequeño) y por el procesamiento de ésta en las fábricas conserveras a orillas de la playa, cuyos despojos eran arrojados al mar. Los niños de entonces intentábamos cazarlos por distintos métodos, por suerte con poco éxito. Desaparecieron las fábricas y hoy no se les ve ni ocasionalmente.
    Volotear puede ser sustituido por revolotear en casi todos los casos.
    Un abrazo.

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  3. Esos recuerdos que añoras de amores, envueltos con las magnificas imagenes de la playa, son gotas que relucen con la luz del sol iluminando los sentidos de lector.
    Precioso... al vestirme de abril anochecido. Que verso más delicado.
    Un abrazo Enrique

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  4. Esas playas, Elda, con no demasiada arena, fueron el marco de tantos días de verano y también de algunos de otras estaciones, algunas cambiaron por la acción de los hombres, otras por el curso de la naturaleza, aunque en este caso no demasiado. Podríamos llamar a este canto a la nostalgia "Canción de Agosto en Abril" o algo así. A veces pienso, Elda, que es más fácil escribir un poema que hablar sobre él, yo vi en éste una intención ecologista, eso sí muy fundida con mis propios sentimientos.

    Un abrazo.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.