Nunca
como hasta ahora había sido consciente
de lo frágil que era el barco en el que navegaba,
la imagen de tu verso, el amor que ofrecías,
el dios al que te entregaste, y que no te miraba,
y era tan fuerte, tan firme, tan segura
la soledad que negociabas
para no tener amigos que pudieran
provocar el dolor sin marco de tu alma,
ese sentimiento que domesticaste
cuando decidiste dejar atrás
a la muchacha que soñaba.
Nunca como hasta ahora se me había hecho
esta calle tan larga
que no te distinguía en ningún horizonte,
y tú tan distante, tan vacíos los momentos
que tu sonrisa alentaba.
(Abril - 2011)
Siempre es recurrente la nostalgia para crear poemas,pero no vale cualquier poema.
ResponderEliminarCreo que el secreto está en no utilizar frases ya utilizadas ni mensajes ya manidos por el uso.
Mientras hay frescura en las palabras y en el modo de decirlas,hay poesía válida.Como estos versos que hablan de "frágiles barcos" de "soledades negociadas" y de "sentimientos domesticados".
Siempre es un acierto venir a tu poesía.Siempre aprendo algo.
Un abrazo,Enrique.
Me pareces un Angry Young man, pero no tan young ni tan angry, que nos suele pasar con el paso de los años.
ResponderEliminarSin embargo, lo que suele ganarse (y en tu caso así lo creo) es una mirada comprensiva a todo lo que te roda.
El dios al que te entregaste, y que no te miraba..."
Aquí no hay nada que negociar. A un dios nada se le exige, mira o no mira.
Esto ha sido por entresacar alguno de tus extraordinarios versos. Aquí me dejas con la melancolía de que, en el fondo, a mi me ocurre lo mismo.
Paseo de puntillas por tu poesía y me llevo la esencia nostalgica de tus magnificos versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Jerónimo, ya sabes cuanto tengo en cuenta tus opiniones, siempre sopesadas e intentando escapar de frases hechas. Es curioso como me desgranas adjetivos. Yo sé que sabes que mientras estamos escribiendo casi todo aparece como si tuviera autonomía; hay poemas en los que sentimos que sólo nos pertenece el primer verso, lo demás es un divagar entre la forma, los sentimientos y los sentidos.
ResponderEliminarGracias Elda, lo importante es que siempre te acuerdas de mí, que siga viva esta buena relación que llevamos. Además siempre dices cosas bonitas, y sienta muy bien Elda.
ResponderEliminarEs triste que las personas cierren su corazón a sentimientos por no salir heridas. Probablemente el miedo sea el causante de muchas sinrazones que se cometen. En este poema veo más recriminación que tristeza, una queja hacia quien no se da y a quien se reclama su falta de implicación, su pasividad y el abandono en que ha caído por ello.
ResponderEliminarLlegamos a pensarlo, Beatriz, y si llegamos a pensarlo lo sentimos, aunque estemos equivocados. Echando un vistazo a apuntes biográficos de mujeres a las que admiro me doy cuenta de la complejidad en la que ha colocado nuestro tiempo a la mujer, que no sólo es musa inspiradora, sino también creadora de un universo artístico. Al final es lo que se percibe lo que nos hace reaccionar de una manera u otra, siempre he preferido a las personas inteligentes y,en general, me he visto recompensado en la facilidad en el trato respecto a éstas. Pero voy desgranando mitos y realidades ¿Por qué Sylvia Plath, Anne Sexton, Marilyn Monroe, y la mujer hacia la que, como tantas otras veces, acabo derivando el poema, a pesar de ser inteligentes, son tan terriblemente complicadas? Quizás sea un impulso destructivo hacia lo que se ama, quizás por eso nos fascinen algunos poemas de algunas de las citadas anteriormente. Desde luego estamos más cerca de la tierna guerra que cantaba Brel con voz doliente que del amor cortés; el miedo no conoce tópicos que no puedan ser destruidos para crear otros.
ResponderEliminarSe agradece tu comparación, Susi y viniendo de una persona de una gran complejidad analítica aún más, pero como bien observas, ni soy joven, ni comparto los motivos del desaire de esa generación, aunque como persona esté de acuerdo en los más importantes de ellos; su mirada hacia la vida dura en los barrios obreros, ni mis quejas se suelen inscribir en el plano de lo social, aunque me importe. En mi ciudad apenas se nota la crisis, al igual que no se notaron los años de bonanza.
ResponderEliminarYo te hablaría de un aparentemente sencillo poema que escribió Pasolini en 1974, precisamente cuando tenía la edad que yo tengo ahora, en el que además de reafirmar sus nunca negados complejo de Edipo y repulsa hacia la falta de consciencia de los burgueses, acude a la juventud como fuente infinita de pureza; Nada ha cambiado: / me veo todavía pobre / Y joven ... , (Tr, Delfina Muschietti). Ahí precisamente me encuentro, cuando mis padres disfrutaban de un bienestar que nunca habían conocido. En un momento duro para encontrar trabajo entre los jóvenes sin formación, qué casualidad como ahora. Quizás porque todo lo recuerdo sé que el acomodamiento no nos debe cegar, no debemos señalar a quienes se quedan en fuera de juego. Yo era pobre y joven, sin formación y, a veces sin trabajo.