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Eran otros tiempos y tú, hermosa, te acercabas
al corazón que sufre la ambigüedad sin freno
con la que ahora me llamas o acaso no me llamas.
Eran tiempos distintos, difíciles, sin tregua
y, a veces, se hacía largo cruzar unas aceras,
se hacía largo el no vivir con tu sonrisa,
con las flores oscuras que adornaban tu pelo.
Ahora que la vida nos separa y nos dice
que distantes planetas
nos marcan el camino,
déjame recordar la frescura, el aliento,
el árbol que no llega a dar sombra y enmudece
en el huerto que espera tu primavera undosa,
el deseo que recorre la calle de tu infancia
cuando digo tu nombre y sabe que no llegas.
Eran otros tiempos y tú, hermosa, te acercabas
al corazón que sufre la ambigüedad sin freno
con la que ahora me llamas o acaso no me llamas.
Eran tiempos distintos, difíciles, sin tregua
y, a veces, se hacía largo cruzar unas aceras,
se hacía largo el no vivir con tu sonrisa,
con las flores oscuras que adornaban tu pelo.
Ahora que la vida nos separa y nos dice
que distantes planetas
nos marcan el camino,
déjame recordar la frescura, el aliento,
el árbol que no llega a dar sombra y enmudece
en el huerto que espera tu primavera undosa,
el deseo que recorre la calle de tu infancia
cuando digo tu nombre y sabe que no llegas.
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Avanzando en la calle que ha cambiado de nombre,
que mira al mismo mar aunque no lo recuerde,
que se arrincona en la sombra errante del cometa
que cuando vuelva encontrará mi tumba.
Avanzando y perdido como el náufrago que siente
que la isla fue tragada por la niebla y anochece
y la ciudad se hunde en algún sitio
que no puede encontrar entre los edificios
que humean y hay volcanes que duermen,
hay palabras que tiemblan y amores que fueron,
y un corazón que muere cerca de alguna parte
abrazando las flores de invierno que cuidaste…
Avanzando en la calle que ha cambiado de nombre,
que mira al mismo mar aunque no lo recuerde,
que se arrincona en la sombra errante del cometa
que cuando vuelva encontrará mi tumba.
Avanzando y perdido como el náufrago que siente
que la isla fue tragada por la niebla y anochece
y la ciudad se hunde en algún sitio
que no puede encontrar entre los edificios
que humean y hay volcanes que duermen,
hay palabras que tiemblan y amores que fueron,
y un corazón que muere cerca de alguna parte
abrazando las flores de invierno que cuidaste…
(Abril 2011)
"...y, a veces, se hacía largo cruzar unas aceras,
ResponderEliminarse hacía largo el no vivir con tu sonrisa,
con las flores oscuras que adornaban tu pelo."
La nostalgia,los recuerdos,... son, al menos para mi, los ingredientes más importantes para "cocinar" un poema.Por eso cuando leo poemas como este me quedo en su regazo disfrutando de sus letras.
Dicen que no es bueno ahondar en los recuerdos,pero es tan necesario a veces...
me encantó el poema,Enrique.Sobre todo el primero.
Saludos.
Gracias, Jerónimo. Me llega el que una persona que tiene un respeto profundo por la poesía se haya detenido en lo que he escrito. Estoy de acuerdo en lo de la nostalgia, sea por un recuerdo real, o por esas raras mixturas que a veces se nos ocurren, son una fuente inagotable para perseguir lo más humano que hay en nosotros.
ResponderEliminarNo se que decir después de estos dos genios comentando, todo lo que diga quedará insulso para comentar la belleza de tus letras. Estoy de acuerdo con Jero, las nostalgias es tema que siempre toca de cerca el corazón porque todos las conocemos.
ResponderEliminarPreciosos los dos poemas, pero mi preferido el primero porque el romanticismo me cala.
Un placer siempre pasearme por tus versos.
Un abrazo.
Gracias, Elda. Para mí fue una pequeña tortura decir voy a escribir de nuevo. Hay días fructíferos, otros no tanto. Cuando lo reconoces no sabes que hacer, intentas modificarlos, encuadrarlos, verles un sentido distinto, y en esta etapa a veces lo que ocurría era que me encontraba con otro poema. El que me halagues sigue siendo algo que si estuvieras presente te darías cuenta que me ruboriza. Han sido muchos años de indiferencia, el poema de la Duda (aquí se encuentra la Balada) se las traía en el fondo, volver a escribir, informarme por la Red, percibir el panorama de nuestra poesía en estos momentos, ya no en un contexto general (tristísimo), sino entre aquellos chalados que nos gusta y nos hiere, o al menos debería. He encontrado pocas personas que pensáis de distinta forma, es decir que no merezco el ninguneo que es norma, aquí, en Ceuta, hacia lo mío y merece la pena seguir, reconocer los inmensos errores que he tenido, y no perder la cara a los proyectos que por mi propia torpeza he tenido que aplazar. Pero ante todo, Elda, primero es saber si puedo ser una persona agradecida. Yo era un náufrago...
ResponderEliminarPues espero que de ahora en adelante seas el capitán que agarre fuerte el timón y navegues por un mar en calma contándonos con la belleza de tu pluma, todos los azules del mar y el cielo, sin volver a encontrar el gris en tu vida.
ResponderEliminarEs difícil, Elda. Yo disfruto con estos comentarios que nos intercambiamos, me sorprendo de la capacidad que tengo para enrollarme. Me he equivocado mucho, pero creo que en lo esencial no, soy una persona que escribe poco, y el contacto cordial o incluso no tanto, le provoca y mucho. Sigo queriendo dar a conocer lo que me gusta con verdadero entusiasmo; estoy extrañado de que nadie me haya preguntado aún si soy el representante de Cesare Pavese o de Boris Pasternak. Me gusta ayudar, a ti, por ejemplo, te diría; escribe mucho, mucho, mucho (al menos cuatro libretas) y lee, y ser ayudado. En este punto no sabes cuánto debo agradecerte en el plano emotivo y comunicativo. No sé, Elda como resolveré esta última euforia descontrolada ante mi pareja, sé que le he hecho daño, y además con una gratuidad que insulta, me gustaría una salida típica del humor anglosajón; "Yo no soy malo es que me han hecho así." De momento no me vale.
ResponderEliminarLo de las cuatro libretas, Elda no te lo tomes a mal. Soy sincero cuando te digo que lo verdaderamente importante para escribir poemas ya lo tienes. Hay quien ha desarrollado un estilo y otras cosas, pero que me temo que, o cambian de actitud, o nunca serán poetas.
ResponderEliminarPor nada del mundo querría ofenderte. Tú sí eres poeta.
Un beso.
No me ofendes ni me molestas para nada, yo te digo mi verdad: no me considero poeta, porque creo que el poeta nace y no se hace y además el que es poeta le gusta muchísimo la poesía y la ha leído de siempre. A mi me gusta "alguna poesía", y no leo mucho, una parte primordial para después el uso del lenguaje, osea que me puedes decir todo lo que sea verdad que sientes, porque yo no voy a ofenderme, al revés me gustará que me digas lo que te parezca feo. Me dasanimaré un poco, jajaja, pero nada más. De todas las formas sé, que algún día no muy lejano dejaré de escribir, igual que empezó se terminará.
ResponderEliminarGracias. Un abrazo.
No estoy de acuerdo contigo, Elda. Es cierto que hay unas inclinaciones que pertenecen al lado personal y que nos llevan al artista. Yo te diría que tú las tienes. En tu desenfado gracioso demuestras que, quizás, no hayas leído lo mucho que hay que hacerlo para afianzar un estilo, unas formas de expresión... pero aportas tantas y tantas cosas que nos hablan de un alma de poeta, escribirás siempre, ahora que la has encontrado, si no lo hicieras sería algo triste para los que disfrutamos de tu coraje, tu espontaneidad, tu autenticidad en este mundo últimamente lastrado por una tendencia absurda al vedetismo de los pobres. Esa forma que tienes de hablarnos a otros como si fueras una amiga que ni siquiera escribe, y el callar los reconocimientos que se te hacen; siempre hay un Robert Frost, Elda, pero también una Emily Dickinson.
ResponderEliminarPreciosos versos llenos de sentimiento, tan tiernos y nostálgicos.
ResponderEliminarMe han entristecido y emocionado a la vez. Tienen tanta ternura, tanto amor, tanto deseo.
Me alegra mucho, Beatriz, que hayas acaparado en estos poemas, quizás carezcan de la inspiración de otros, pero los recuerdo con mucho cariño, cuando al fin tuve proyectos y quise reflejarlo en series de poemas que hurgaran en la persona que he ido siendo sucesivamente, por ello me gusta mucho lo que me dices y me sorprendo de no haberte contestado antes. Muchas gracias, Beatriz, cuento contigo, como siempre.
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