Nosotros cuando se
apague nuestro breve fulgor
yaceremos para siempre
en una noche infinita.
(Catulo)
Vivamos, Laura, este
instante infinito
en que podemos amar
como nadie lo haya
hecho,
que sonreímos en la
soledad
que las sombras nos
dejaron
con la beatitud y el
convencimiento
que alguna vez tuvimos
para elevar nuestras
plegarias a los ángeles.
No volverán los héroes
que atravesaron el mar
de la agonía
con sus purpúreas
velas,
la sal y la escritura,
nuestra tierra será
arrasada
por un dios implacable.
No habrá una Troya
erguida y orgullosa;
Héctor será arrastrado por la arena
cada vez que recordemos una derrota
y los ilotas se inmolen junto a sus dueños
por una palabra desconocida.
Amemos, Laura, este instante infinito
que se aleja y nos llama
y nos muestra sonriendo
nuestro efímero paso por el mundo y los sueños.
Amar en cada instante y amar el instante mismo para hacerlo infinito en el tiempo primero y en el recuerdo después.No hay más.En eso se encierra toda la esencia y todo el misterio de la vida,en hacer de cada instante un momento único e irrepetible.O en intentarlo al menos.
ResponderEliminarOjalá que encuentres muchos instantes así para después poder leerlos en versos como estos.
Abrazos,Enrique.