Me duelen los acordes de la guitarra oscura
que rompió los volantes
grises de tu vestido
que rompió los volantes
grises de tu vestido
y duerme entre los labios de un trovador desierto
que ya no te conoce,
se turba ante tus ojos y llora tus caídas
que ya no te conoce,
se turba ante tus ojos y llora tus caídas
en
los muelles que añoran los pétalos del alba,
la ausencia de los barcos
que buscan otros mares que no lleven tu rostro,
la ausencia de los barcos
que buscan otros mares que no lleven tu rostro,
en
la torre que muere prisionera en los muros
de
las alas azules que sesgaron tus pájaros
y ya no volverán a la rosa fragante.
y ya no volverán a la rosa fragante.
Pues
hoy la tierra gime y no tengo tu acento,
pues
hoy me precipito sobre la huella inquieta
que
tu orgullo fingía
y
tu amor abrigaba sobre una espina oculta,
bajo la sombra errante del pino solitario
que hiere San Antonio
que hiere San Antonio
y arrincona el delirio de la rima perversa
que te apartó de mí,
que te apartó de mí,
que recogió tu vuelo de palabra encendida
en los bares cerrados, en las rojas orquídeas
de tu diario inconcluso.
en los bares cerrados, en las rojas orquídeas
de tu diario inconcluso.
Quiero
romper las nubes
que tus ojos soñaron en un pliegue de luna,
que tus ojos soñaron en un pliegue de luna,
vivirte
en la fragancia de las horas perdidas,
desterrar los espejos de un hueco atormentado
desterrar los espejos de un hueco atormentado
en
la niebla que alumbra
el llanto de las olas por tu sonrisa muerta
el llanto de las olas por tu sonrisa muerta
y arrancan un preludio de Chopin en tu blusa,
acariciar
tu herida como si recordaras
que alguna vez me amaste, como si fueras vida,
que alguna vez me amaste, como si fueras vida,
como
si fueras viento.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.