Profeta y trovador que deslizara la última canción de un tiempo en otros labios.
Bob Dylan no es Dios, pero debemos admitir que en su época dorada, esa que va de 1963 a 1976, hubo momentos de plenitud en los que parecía que tenía comunicación directa con él. Esta canción nos lo recuerda.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.