viernes, 12 de junio de 2015

Las ramas de laurel



Las ramas de laurel que se me alejan
y anudan los temblores de los montes perdidos
donde sueña sin sueño
la noche más oscura del llanto de los pájaros,
me llevan a la angustia
de perseguir tu huella,
de hurgar en recovecos sombríos y sinuosos
para encontrar tu herida.

El resplandor que abriga una corona oscura,
la fuente de mi barrio perdida en una copla
anuncian el adiós a la colina,
su quejido ahogado entre los matorrales
y el amor que me diste cuando no me querías.

La brisa del recuerdo que inunda la Almadraba,
se funde con sus muros y empapa su silencio
donde gritan los versos de un trovador dormido.

El llanto se resuelve entre sábanas blancas
que extienden tu misterio y cubren mi mirada,
y buscan su descanso, su olvido para siempre.

Mujer de alma y deseo, caricia que me rompe,
corazón que me busca, me hiere y no me llama,
me dejas desterrado en el miedo y las sombras
a solas con el mar de dolor que me cubre,
en esas olas negras que arrastran a la playa.

2 comentarios:

  1. Querido amigo: Alguna vez me gustaría, porque tus versos lo merecen, hacerte un auténtico comentario de tu poema, ortodoxo y argumentado. como aquí no procede, te hablo de la profunda emoción que transmites y de la belleza de tu verbo que es sí misma una explicación como todo lo hermoso. El halo elegiaco y dulce, el recuerdo hecho poesía, incluso la nostalgia que se expresa en las imágenes poéticas, todo me lleva a confirmar que, escribir es un acto de amor, presente o ausente, pero siempre amor.
    Vaya contigo mi sincero abrazo y mi admiración.

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    1. No puedo, María, evitar recrearme en lo que me dices. Sé que tuve suerte el día que nos cruzamos, me gusta tu heterodoxia gaditana llena de sal y de palabras hermosas, has alcanzado altas cotas cuando las has envuelto en ese dramatismo sentido que dominas de forma natural. Me encantan tus comentarios y así sería aun en el caso de que no los mereciera.

      Un abrazo.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.