martes, 11 de febrero de 2014

Chandler está vivo.



      Le dije el otro día a nuestro buen amigo el senador McCarthy, que después de haber vivido intensamente ambas, entre la locura y la muerte me quedaba con esta última.

          No quise hacerlo, era sincero pero mentí, y ya sabes que casi nunca lo hago, excepto a los profesores de nuestro hijo pequeño y a ti. Confieso que prefiero la locura porque en la muerte no tengo siquiera la posibilidad de sufrimiento.

         El hombre que se olvida del hombre y finge con toda su alma ser poeta termina, en realidad, siendo una máscara pálida de lo que pudo haber sido, una representación sin gracia de sí mismo.

(Conversaciones con Laura)

2 comentarios:

  1. ¿Te refieres a Raymond Chandler, el escritos norteamericano de novela negra?.Me encantan sus novelas, y por eso lo he asociado con él al leer ese nombre.
    Tus escritos no me resultan fáciles de comentar. Intuyo que son rincones de tu personalidad por los que transitas y vas sacando prendas de aquí y de allí, que me cuestan relacionar.Por ejemplo, lo que dices del mentir: solo al profesor del hijo pequeño (no al de otros hijos). ¿Y por qué mentir a un profesor?. Soy del gremio y no me gustarían esas mentiras que ya conozco.
    Lo único que entiendo, creo que bien, es el párrafo final.Fingirse poeta ,o cualquier otra cosa, para enmascarar su realidad, es una muestra de inseguridad, de falta de autoestima y de pedantería si utiliza ese engaño como arma de seducción.

    Enrique, disculpa esta muy libre interpretación de tu escrito. Entre Chandler y McCarthy navegué a la deriva, pero me tentó este escrito.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. No tengo a Raymond Chandler entre mis autores preferidos, pero sé que le debo una parte muy importante en algunas de las películas que más recuerdo. Me suena bien lo de Chandler y quise dejar constancia de una de las derrotas amargas que se me han ido acumulando en estos años, su sueño eterno (The big sleep) me demostró que nunca aprendería la lengua franca de nuestro tiempo. En cuanto a McCarthy es posible que todos conozcamos a uno y que le rindamos pleitesía; mediocre, cobarde, alcohólico, como Chandler y que, en el momento justo sabe aprovechar una histeria colectiva para dejar paso a sus instintos destructivos. Kazan fue uno de los directores que más me marcó en mi niñez, lo de la delación de sus antiguos compañeros es un golpe del que no me he recuperado.

    No creo, Fanny, que lo de las mentiras a los profesores vaya en la dirección que me dices. Lo orientaría en lo del doctor Larch en Las normas de la casa de la sidra. Las otras mentiras están relacionadas con Johnny Guitar.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.