miércoles, 20 de noviembre de 2024

Corazón mío, esta noche

 Simplemente a Laura, por su amor inmenso tan ciego y desordenado que hizo que me viera en el fondo del abismo. Ella me mató con su silencio, luego me devolvió la vida con su canto.




Corazón mío, esta noche quisiera pensar
en los viejos barcos anclados en el puerto,
en la estrella de antaño que permanece azul,
en la soledad que corre por mis venas,
en aquellos errores,
¡Qué desastre, dios mío, qué caída en silencio¡

Y tú siempre esperabas
la magia de su rostro,
el ritmo de su paso.

Tú que esperabas siempre
la llegada de aquella que nunca apareció,
soñabas mientras soñabas.

No fui muy despierto y pagué por cada rosa
desvelada o exiliada, y pagué por cada sueño.
Yo no era su amante sino su payaso herido,
parecía decirme todo, y tú no lo escuchabas.

Ahora tengo que mirarme en otro espejo
para no manchar la huella de tu esperanza,
para no quebrar la corona que entonces
adornara tu frente.

2 comentarios:

  1. El poema, magistral , como de costumbre. Y con voz, gana enteros,algo que no siempre ocurre.Tu voz es la adecuada a los sentimientos que expresas en el poema que, si ya de por sí nos transmite esa soledad eterna que nos deja el sabor de un amor no correspondido, la voz nos lleva hasta la orilla misma de la tragedia en que se convierte la existencia tras una experiencia semejante.
    Fuerte abrazo Enrique.

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  2. Sobrevivo a mí mismo, a pesar de la experiencia sigo sin aprender. Pero mi actitud estoica hace pensar a mi amante que a nada me entrego.

    Espero que estés bien, tu poesía lo está siempre.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.