viernes, 19 de mayo de 2023

De aquí a la eternidad

 Reconozco, Armilo, que el poema es raro; el solo de trompeta de Montgomery Clift es el más melancólico y amargo de la historia de cine. El actor, antes del accidente que lo limitó dramáticamente, aprendía todo aquello que le exigía el guion.

No sé qué pensar hoy día del "Último tango en Paris", quizás se haya quedado, como "Muerte en Venecia", como un ejemplo de la desesperación de un tiempo que nunca nos perteneció y flirteaba con la pedantería más solemne y desencaminada. Al final nos sentimos solos cuando desgranamos los recuerdos. He llegado a sentir con pesar que, a los que despertábamos a la vida y al amor, ese tiempo nos puso los cuernos y nos dejó vagando en un desconcierto cruel y trasnochado.

(A mi entrañable amigo Armilo, un poeta de verdad, capaz de enfrentarse a la vida mirando fijamente  a los ojos de la muerte) 


¡Oh perversa y maldita oscuridad del Orco

que aniquilas y olvidas todo lo bello!

(Catulo)


A Jaume Gimbert, me dijeron hace unos días que llevaba muchos años muerto. No voy a decir que presintiera su muerte, ni que la conmoción hiciera que abandonara mis tareas, pero miro con frecuencia sus fotografías y me pregunto cómo pudo dejarnos tan pronto, nadie como él me ha enseñado a sonreír en la tristeza. Me habló, con su permanente sonrisa de luz que invitaba a cortejar con amargura a la alegría cuando no queda nada, de esta historia que podría aplicársele a cualquier soldado desconocido.
 
Aquí mi boca tibia,
mis versos más amargos
se funden con la gente que escapa de su casa
como la niña inquieta de un sueño inacabado,
la mujer que resiste tenaz en tus cuarteles
y el poeta lejano
que no encuentra su sitio
en un vuelo disperso que ahogaste en tus lazos,
que inmolaste con rabia
entre las flores mustias que cuidaran tus manos.
 
Esta ciudad perdió de la verdad el rumbo,
ni mirando de frente se cumple lo pactado
en sus lerdas entrañas,
en sus bloques cansados,
el cine está vacío, apenas tres asientos,
nadie interrumpe
los sorbos de un ardor febril y enajenado,
y no importa el cartel, ni los actores,
ni las manchas de sombra que persisten
en la oscura butaca, en el fondo apagado
que vuelve a tu camisa destrozada
en el tenue recuerdo que disipa mi imagen
y el amor que enterraste con el último tango.
 
No importa la Celosa cuando no te requiere
y la dejas vagando
por la sierra perversa,
buscando a un amante atormentado
cuyo dolor se expande y aprisiona sus miembros
a la litera fría que pregona las nubes
y el espíritu amargo
de un romance extinguido
en la arista más bruna de un fuego masacrado. 
 
Amabas la ciudad de las luces heridas
y la Casa de Campo,
el ruido que enloquece la razón de los cuerdos
que tú representabas en tu perfil humano,
los árboles que ocultan
las horas del placer y las caricias,
la danza de los cuerpos en la senda vibrando,
el humo proceloso que hiere tu palabra
y no desaparece de los ojos nublados.
 
Declaraste la guerra con hechos consumidos,
tu Pearl Harbor resiste con firmeza
en mi memoria aciaga, en mi rostro angustiado
me asalta y me castiga con su furia implacable;
aún me sobrecoge el fragor de las hélices,
las alas que marchitan la faz de lo dañado,
la sangre en las miradas,
tu voluntad constante de querer lo perdido
por encima del mar y los quebrantos,
de despreciar la túnica morada de un profeta
confuso que se enfrenta al trastorno vesánico
del mundo y sus escombros,
y guarda en la memoria un sueño amortajado.

4 comentarios:

  1. Hola Francisco E. Me alegra saber que sigue vivo este blog tuyo donde la buena poesía rebosa por sus cuatro costados. Es una gozada llegar hasta aquí y zambullirse en tus versos. Además de sentir que la poesía es importante,algo de lo que siempre estoy dudando, descubro continuamente nuevas formas de expresión que coinciden plenamente con lo que yo amo y pienso en relación con este mundo de la poesía. Como ejemplo,estos versos:
    "Aquí mi boca tibia,
    mis versos más amargos
    se funden con la gente que escapa de su casa
    como la niña inquieta de un sueño inacabado,
    la mujer que resiste tenaz en tus cuarteles
    y el poeta lejano
    que no encuentra su sitio
    en un vuelo disperso que ahogaste en tus lazos,
    que inmolaste con rabia
    entre las flores mustias que cuidaran tus manos."
    Sublimes.
    Fuerte abrazo,amigo poeta.

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    1. No sé si he conocido mejor poeta que tú en estos medios, Joaquín, lo que sí sé seguro es que no he conocido a ninguno que se acerque a tu mágica ternura, es posible que resistas en primera línea en las trincheras del libre pensamiento y el amor, ahora que no está de moda ser libre ni pensar y el amor se resuelve en la soledad de un rito antiguo que nadie quiere conocer. Me has alegrado la mañana, y en estos días que ruedan monótonos hacia el destino, necesito fervientemente una sonrisa.

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  2. "Me has alegrado la mañana, y en estos días que ruedan monótonos hacia el destino, necesito fervientemente una sonrisa."
    Me alegra leerte esto y, por si sirve de consuelo, decirte que somos legión los que estamos necesitados de una sonrisa sincera.
    En cuanto a la primera frase del comentario, yo sí he conocido en estos medios a muchos poetas mejores que yo y sin duda tú eres uno de ellos, de los mejores. Gracias por tus palabras, siempre ayudan a seguir caminando por este camino a veces tortuoso del pensamiento-sentimiento poético.

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    1. Aunque no lo sepas ahora y, quizás, no lo sepas nunca, eres grande Joaquín; tu humildad no es una pose. Me reconforta que seas tú quien esté en primera línea de la trinchera en la que se lucha contra una modernidad sin alma. Tienes la ternura de Joan Margarit y el dolor nostálgico del no se sabe qué que sigue ardiendo en el recuerdo de Arturo Maccanti. No recuerdo el día que te cruzaste en mi camino, pero, sin duda, debió ser luminoso.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.