Y ahora, solo, triste, sin amor
voy del puerto hacia la niebla.
Me humillas como si de repente
te acordaras de que no soy el amigo
infatigable
del viento
que murió en tus brazos y te llamaba,
que murió en tus brazos y te llamaba,
como si
hubieras enterrado en una flor
los pétalos marchitos
los pétalos marchitos
y el sueño
del poeta que adoraste en la alborada,
como si
ondearas tu lúbrica bandera
diciendo que no puedo acariciar
su aliento y sus mejillas
su aliento y sus mejillas
cuando
despliega su emoción en ráfagas abiertas
y llega a tu recuerdo
y te ilumina,
y te ilumina,
como si me
mintieras cada vez
que me dices te quiero
y me
llevaras como una carga de soledad y espinas
entonando el
himno fugitivo
que nació
entre tus manos y se perdió en el mástil
y ya no
puede ser mío
sino para la boca
sino para la boca
que navega
en tu tristeza y gobierna tus adentros.
El acto de leer es un acto de voyeurismo, y es la impresión que he tenido al leer estos versos tuyos Francisco, estar entrometiéndome en algo personal, doloroso e íntimo (a pesar del permiso del autor ya que lo publica), y si ya es difícil comentar poesía, imagínate si además, el poeta, nos enseña sus entrañas. Hay cadencia y también desasosiego.
ResponderEliminarUn abrazo poeta, hasta pronto.
Difícilmente, Tara, me creerías si te dijera que escribí este poema en un buen momento, y harías bien. Siempre quedan poemas en los que nos enfrentamos a la deriva de nuestros sentimientos e impresionan a aquellos que tienen sensibilidad, ya no se trata de que sean buenos o malos sino porque, desconozco el mecanismo, expresan el pesar y el dolor de un momento y situaciones de desasosiego en las que todos nos hemos visto implicados, Cohen decía que el amor no es una marcha triunfal.
ResponderEliminarCreo que dices bien cuando haces referencia a que he publicado el poema, pero creo que me protege por su acusado simbolismo. Tengo algunos poemas que he reservado para la destrucción, son tan descarnados como éste pero son más explícitos.
Gracias, Tara, me parece fantástico que te siga interesando lo que escribo, eres uno de los pocos sabios que me aprueban.
Lo de sabio/a es una coña :)
ResponderEliminarY no te apruebo,(ni te desapruebo), te disfruto y admiro.
Antonio Machado en uno de sus proverbios y cantares venía a decir, anunciando el tono sentencioso y la sabiduría popular de Juan de Mairena, que el sabio pena por lo poco que sabe y piensa en todo lo que le queda por saber.
ResponderEliminarUno no sabe medir los conocimientos o la cultura pero sabe reconocer a las personas que los tiene y ahí estás tú sin apenas armar ruido. Creo que es algo así de simple, pero tú tienes humildad verdadera, una virtud que en estos momentos no me puedo permitir porque sonaría a claudicación ante mí mismo. Por eso admiro a los humildes que no son de salón, tú te encuentras entre ellos.
En el segundo punto creo que ha habido una malinterpretación de lo que realmente quise decir, no estuve fino a la hora de expresar lo que quería.
Un abrazo.