Esta mañana
ya no me acordaba
cómo tocaban mis dedos
esa guitarra que era
para mí tu cuerpo,
ya no me acordaba lo que sentía
cuando acariciaba tu pelo
ya no me acordaba
cómo tocaban mis dedos
esa guitarra que era
para mí tu cuerpo,
ya no me acordaba lo que sentía
cuando acariciaba tu pelo
Ya no me acuerdo
si tus ojos eran marrones o negros
como la noche o como el día
que dejamos de vernos
No
recuerdo el día, el mes, ni siquiera el año, pero sí la emoción que sentí la
primera vez que escuché esta canción y el lugar; en el marco de las Murallas
Reales y con el aliento del mar y del viento, seguramente, de Levante, que no pudieron
acallar la sensación de que escuchaba algo perdurable en aquellos versos
sencillos y profundos.
Los hermanos
Muñoz estuvieron soberbios en la única actuación en la que podido disfrutar de
su presencia, desgranaron el disco que acababan de publicar entonces; Allenrok
y dieron un amplio repaso por todas las canciones que el público esperaba
escuchar.
Me
encontré de sopetón con "Ya no me acuerdo", no la conocía y, desde un
primer momento supe que recurriría a ella cada vez que quisiera extraer una
sonrisa de la melancolía, intentar comprender las paradojas del amor que no se
olvida aunque no se recuerde. A través de ella me acerqué a la aventura de unos
muchachos de barrio que nunca lo olvidaban ni en la temática ni en su orgullo y
que llevaban el de San Ildefonso en cada representación, en cada gesto, en cada
palabra que no se podía decir de otra manera; la Barcelona mestiza y
convincente corría a la par de otros lugares de España que, probablemente, no
habían visto nunca pero con los que conectaban a través de la música y de los
sentimientos. No solo eran la rumba y el rock que se apoderaron de su
primer y, con justicia, celebrado disco, mostraron una madurez y un
eclecticismo profundos que no correspondían con sus pocos años. David, el
tímido, tomó el papel de su hermano como compositor para marcarse una canción
de las que hacen época.
Si te gusta la música, determinada música Francisco, más aún si está asociada a una determinada letra o mensaje y sobre todo, a algún recuerdo de carácter emotivo en tu vida (la emoción del amor, de los amores, la pasión, el deseo… por ejemplo), es inevitable asociarlo a ese momento concreto cuando la música sonaba, y si es con el marco adecuado (Murallas Reales, tan parecidas al fortín de Melilla la Vieja, y el aliento del mar), queda para siempre grabado en la impronta de la memoria. A mí me ha ocurrido con alguna letra del gran Sabrina y con algunas melodías puras sin letras, así que entiendo lo que cuentas.
ResponderEliminarHas dicho bien al nombrar como poemas sencillos y profundos las canciones de Estopa.
Un abrazo señor poeta.
Creo que lo has definido muy bien, Tara, no he buscado la música en los últimos años pero no le he cerrado la puerta cuando ha querido entrar.
EliminarEstopa me gustó desde el primer disco y sigo escuchándolo siempre con agrado y, a veces, con emoción. No alcanza la excelencia de Sabina con las letras, nadie lo consigue en el panorama musical español, pero las adaptan perfectamente a la música, la calidad de obra maestra de esta canción se fundamente en esa feliz combinación, y tienen una capacidad enorme de dotar de emotividad las representaciones tanto en estudio como en directo.
Gracias, Tara, un abrazo.
Quise decir e Gran Joaquín Sabina, que escribo demasiado deprisa :)
ResponderEliminarYa lo había entendido, de todas formas te agradezco la corrección.
EliminarUn abrazo, Tara.
Es sin duda una canción preciosa por el ritmo y esa melancólica letra. Estoy de acuerdo en que Estopa es un grupo ecléctico que ha sido capaz de combinar diversos estilos, cosa que me resulta fantástica en la música y en el arte en general.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nunca se sabe, a priori, que convierte a una canción en inmortal, aquí el compositor principal de Estopa cedió el testigo a su hermano y éste nos obsequió con una canción imborrable y emocionante. Algo similar ocurrió con Mecano y joyas como "Me cuesta tanto olvidarte" o "Sentía". la discográfica centraba toda su confianza en Nacho Cano y desconfiaba de las canciones intimistas y sentimentales de José María que, quizás sean las que se recuerden siempre, aunque Nacho sea imprescindible en otra manera de ver la vida y unos años cansados de tanto mirar para atrás.
EliminarUn abrazo, Mrs. Sofia, y gracias por el comentario.
Hola, me ha encantado tu post. A mí con Estopa me pasa que los necesito en mi vida. Por mi trabajo (soy profesora) me pasa que me envuelve un aura "de tontería humana", no me refiero a mis alumnos, si no a mis compañeros. Gente que quiere cagar más alto de lo que son, perdón por la expresión, no sé si me entiendes. Yo provengo de un contexto familiar totalmente diferente, mis padres son unos currantes y mi marido es inmigrante argentino, así que no tengo nada que ver. Es volver a casa del trabajo y ponerme un CD de Estopa y volver a la realidad, a mi realidad.
ResponderEliminarMe he pensado tanto contestarte porque tu escrito me hacía pensar en una cuestión que ha dado muchas vueltas en mi cabeza.
EliminarEn España se luchó porque las clase media fuera la más representativa y, a partir de ahí, y una supuesta comprensión hacia los desfavorecidos, crear un marco de tolerancia y una sed de justicia.
Pero tengo que darte la razón esta clase media nuestra flirtea con la clase alta cuando puede, la imita, devora las revistas que ilustran sus sueños, borra cualquier vestigio que le recuerde su origen y lo que fue. Por suerte para todos hay excepciones y algunas de ellas proceden de personas que, por economía, no tendrían ningún problema en ser recibidos con los brazos abiertos por la clase alta.