Puede que hayas muerto
o que respires
en un baile nupcial de primavera
sin saber quién se cruza
en la hojarasca.
Puede que con sombrilla y con sombrero
te apoderes del sol que cada tarde
ilumina y se pierde en la montaña.
Nadie me habla de ti en estos días
que me encontré en la calle recordando
y no era mío el aire ni el recuerdo.
Los hombres que pasan y las mujeres
piensan en su elegía cotidiana
esperando, quizás, que alguien despierte
para escuchar su nombre en otros labios.
Octubre 1981
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.