lunes, 2 de diciembre de 2024

Lili Marleen y Fassbinder


 

A Juan Jesús y Juana Mari, con admiración.

Desesperación

Tal vez todo sea una falsa

existencia, un mal sueño.
(Vladimir Nabokov)

Tu mirada de evadido sin fuga
(delatada por ese ángulo impreciso)
rompería la noche
rasgaría tu rostro
rondador de ruletas heridas
y barras dilatadas por un sorbo de luz
y un encuentro de espejos
con olores oscuros y ventanas desesperadas

(Todas las máscaras se parecen Todas las historias encuentran su héroe y su doble La condena al terrenal extravío germina en los gestos insomnes La ilusión se repite ¡Muy bien. Corten…!)

Tensada a la soledad
una retorcida lágrima
buscaría las venas de tu goce
carnal fragmentación de una canción en grito
o estallido final que lo comienza todo
para sospechar solo el silencio.
(Fassbinder - Traducida desde el inglés por FEnrique)

Estos días amargos que pasamos están teñidos de la misma melancolía con sabor a derrota que en su día representara Lili Marleen. Cada mascarilla que nos cruzamos, en el mejor de los casos pues han surgido muchos inconscientes, ahoga un gesto de tristeza que delatan los ojos e incluso la forma alicaída de caminar. Esperamos con ansiedad las decisiones de nuestro gobierno; nuestro corazón quiere creer que supondrán algún alivio, pero nuestra cabeza barrunta el silencio que precede a cada desastre. Los pijos sociatas que mienten en dos idiomas han enterrado al verdadero Pablo Iglesias, dándole muerte en las alas a los perversos del "Todes" y "Podemas". peverso.

Pasolini y Fassbinder, creo que por este orden, son los dos poetas más importantes del Desarrollismo europeo. Este alemán abusaba de las anfetaminas por la agonía creativa que le llevaba a escribir sobre las paredes de una calle llamada Olvido con una desesperación atormentada.

Su tema preferido y obsesivo fue en casi todos los casos sacar a relucir las miserias del supuesto Milagro Alemán; hundía su mirada de loco en el corazón de la hipocresía, dedicó muchas horas en intentar explicar el drama ensangrentado de la inmigración. Pero no todos los moros nos llamamos Alí ni somos buenos.

Sus obras maestras llegaron al final de su corta carrera. Lili Marlen pasa por ser la maldita, y Las lágrimas amargas de Veronika Voss es la pluscuamperfecta. En ella rinde tributo, se pone de rodillas ante el Sunset Boulevard de Wilder, Gloria Swanson y, sobre todo, el gígolo William Holden.

Curiosidades que llaman la atención las encontramos en que fue acusado por una de sus películas de ser homófobo, cuando era abiertamente bisexual o que quisiera plasmar la densidad insondable del gris en sus películas en color como homenaje al Expresionismo alemán; amó a Murnau en blanco y negro y a Sirk en color. Murió a los 37 años de un infarto a consecuencia de sus excesos con distintas drogas, prevaleciendo el alcohol y las ya mencionadas anfetaminas entre ellas.


Ya nadie me provoca nadie quiere escucharme,
nadie intenta saber qué había en mi mirada
oscura, amarga, triste aguantando la fuerza
qué comentario irónico
despertaba las risas en la mesa de un bar
mustio de madrugada cuando ardía el bufón
de todas las comedias.

(La flor y el prado)

Desesperación

Tal vez todo sea una falsa
existencia, un mal sueño.
(Vladimir Nabokov)

Tu mirada de evadido sin fuga
(delatada por ese ángulo impreciso)
rompería la noche
rasgaría tu rostro
rondador de ruletas heridas
y barras dilatadas por un sorbo de luz
y un encuentro de espejos
con olores oscuros y ventanas desesperadas

(Todas las máscaras se parecen Todas las historias encuentran su héroe y su doble La condena al terrenal extravío germina en los gestos insomnes La ilusión se repite ¡Muy bien. Corten…!)

Tensada a la soledad
una retorcida lágrima
buscaría las venas de tu goce
carnal fragmentación de una canción en grito
o estallido final que lo comienza todo
para sospechar solo el silencio.
(Fassbinder)
spoiler:
La mayoría de los seguidores de Fassbinder somos proclives a pensar que se hartó de follar con Hanna Schygulla. No he leído artículo o ensayo que lo certifique, pero una Hanna Schygula (procedente de la minoría alemana de Polonia) vieja y enigmática sigue arrastrando los versos de Fassbinder perdonándole que una vez la golpeara; también las anfetaminas hacen perder la cabeza.

He arrancado silencio en las vidrieras
del ardiente gemido aletargado
que se apodera de tus labios y del carmín
para llevarte una canción que permanezca
clavada en el puñal
de mi voz martirizada,
para apartarte del castigo que solloza
en la ventana hundida donde tu verdad se quiebra
ante las cruces quejumbrosas
del portal
que triste entonaba Lili Marleen
bajo el latido amargo de las luces apagadas
que aún tiemblan
en la profanación honda de mis cenizas
vertidas en la urna de una memoria desquiciada
entre los árboles que lloran en el crepúsculo
que atraviesa el horizonte y suspira por tu ausencia
y desgarra una promesa atormentada
en la soledad sin aristas del cristal
que refleja tu olvido y pronuncia lentamente
la lágrima profunda que se acantona en tu mirada.

Sé que no podré llegar por mucho que lo intente y, sin embargo, no hago más que intentarlo. Si fuera Bertolt Brecht diría, sin ironías ni resentimiento, qué esto me enseñaron; apenas hay diferencia entre las buenas y las malas costumbres, lo que singulariza su encanto o su condena es la intención con la que se despliegan.

Esta canción, mítica incluso para quienes no la conocen, se cantaba entre los alemanes que se plegaron al nazismo sepultados por la vorágine de la exaltación del nacionalismo y los evidentes logros económicos y también entre los oxidados militares prusianos que creían en la gloria, el honor y forjaban cruces de hierro, por un lado y por el otro entre los resistentes abandonados en la desesperación y el miedo, para insuflarse ánimos en cada encuentro con la muerte.

El ministro de Propaganda alemán, Joseph Goebbels acabó prohibiéndola pero no pudo impedir que incluso en su propio bando se escuchara; pocas cosas hay más subversivas para los que alimentan una leyenda siniestra sustentada en el odio, el culto purificador de la violencia y una perversa discriminación hacia todo aquel que es diferente que el ansia de amor universal.
FEnrique 

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.