Sigo siendo ese río fundido con la piedra
cuando el amor me hiere y no puedo arrancarte.
(No hablaré de poesía)
Cuando llega la sombra a tu rostro de cera
tus manos se retraen torpes en el cuaderno
donde dejaste hundida
la mirada borrosa de un poema
tus manos se retraen torpes en el cuaderno
donde dejaste hundida
la mirada borrosa de un poema
que desconcierta el ritmo de los ramajes huecos
donde van los acordes
con la sonrisa oscura y pensativa
de la alcoba sin llave que yace en la floresta
donde tiembla la niña que llora en tu recuerdo.
de la alcoba sin llave que yace en la floresta
donde tiembla la niña que llora en tu recuerdo.
La libertad enhebra sin saber las razones
el velo de una herida en tu mirada
con un himno que cierra la pluma de tu vuelo,
con banderas hundidas que devoran el mástil,
los lienzos, los perfiles y los acantilados
del pintor miserable
marcado por los labios que abren una gacela.
El bardo que dibuja tu olvido en una sábana
esparce los fragmentos sentidos de tu angustia
en el Bosque de Brent
esparce los fragmentos sentidos de tu angustia
en el Bosque de Brent
con la risa y el sueño que no tuvieron rastro
y un grito desgarrado que ya no tiene rima
y penetra en la brisa amarga de los puertos
cuando vuelven las barcas que nunca llegarán,
que plegaron las lonas que surcan el pasado
y el lazo de tu blusa que duerme en la escollera
de los puentes perdidos,
en la caricia blanca de los parques de ayer
en la caricia blanca de los parques de ayer
donde yacen los lirios que llevaron tu nombre,
y cubren los carteles
y cubren los carteles
las palabras que sufren el canto de las fuentes,
la inmensidad del mar que cabe en una lágrima.
*** *** ***
***
***
y cabe en una lágrima.
*** *** ***
Cuando llega la sombra a tu rostro de cera
tus manos se retiran torpes a los cuadernos
donde dejaste hundida
la mesura borrosa de un poema maldito
tus manos se retiran torpes a los cuadernos
donde dejaste hundida
la mesura borrosa de un poema maldito
que desconcierta el ritmo de los ramajes huecos
donde van los acordes
y la sonrisa oscura y pensativa
de la alcoba sin llave que yace en la floresta
donde tiembla la niña que llora en tu recuerdo.
de la alcoba sin llave que yace en la floresta
donde tiembla la niña que llora en tu recuerdo.
La libertad enhebra sin saber las razones
el velo luminoso de una herida
que grita en tu mirada
que grita en tu mirada
con un himno que cierra las ansias de tu vuelo,
con banderas vencidas que devoran el mástil,
los lienzos, el perfil y los acantilados
del pintor miserable
marcado por los labios que abren una gacela.
El bardo que dibuja tu olvido en una sábana
esparce los fragmentos sentidos de tu angustia
en el Bosque de Brent
esparce los fragmentos sentidos de tu angustia
en el Bosque de Brent
con la luna y el sueño que no tuvieron rostro
y un beso desgarrado que ha perdido la firma
y penetra en la brisa amarga de los puertos
cuando vuelven las barcas que nunca llegarán,
que plegaron las lonas que surcan el pasado
y el lazo de tu blusa que duerme en la escollera
de los puentes perdidos
en la caricia blanca de los parques de ayer
en la caricia blanca de los parques de ayer
donde yacen los lirios que llevaron tu nombre
y cubren los carteles de la esquina
y cubren los carteles de la esquina
las palabras que sufre el canto de la fuente,
la inmensidad del mar que cabe en una lágrima.***
Cuando llega la sombra a tu rostro de cera
tus manos se retiran torpes a los cuadernos
donde dejaste hundida
la palabra borrosa de un poema
que desconcierta el ritmo de los ramajes huecos
tus manos se retiran torpes a los cuadernos
donde dejaste hundida
la palabra borrosa de un poema
que desconcierta el ritmo de los ramajes huecos
donde van los acordes
y la sonrisa oscura y pensativa
de la alcoba sin llave que yace en la floresta
donde tiembla la niña que llora en tu recuerdo.
de la alcoba sin llave que yace en la floresta
donde tiembla la niña que llora en tu recuerdo.
La libertad enhebra sin saber las razones
el velo luminoso de una herida
que grita en tu mirada
que grita en tu mirada
con un himno que cierra las ansias de tu vuelo,
con banderas vencidas que devoran el mástil,
los lienzos, el perfil y los acantilados
del pintor miserable
marcado por los labios que abren una gacela.
El amante que esboza tu olvido en una sábana
esparce los fragmentos sentidos de tu angustia
por el Bosque de Brent,
esparce los fragmentos sentidos de tu angustia
por el Bosque de Brent,
por la luna y el sueño que no tuvieron rostro
y un beso desgarrado que recuerda tu nombre
y penetra en la brisa amarga de los puertos
cuando vuelven las barcas que nunca llegarán,
que plegaron las lonas que surcan lo perdido
y el lazo de tu blusa que duerme en la escollera
de los puentes varados
en la caricia blanca de los parques de ayer
en la caricia blanca de los parques de ayer
donde yacen los lirios que llevaron tu nombre
y cubren los carteles de la esquina
y cubren los carteles de la esquina
las palabras que sufre el canto de la fuente,
la inmensidad del mar que cabe en una lágrima.***
Cuando llega la sombra a tu rostro de cera
tus manos se retiran torpes a los cuadernos
donde dejaste hundida
la palabra borrosa de un poema
que desconcierta el ritmo de los ramajes huecos
tus manos se retiran torpes a los cuadernos
donde dejaste hundida
la palabra borrosa de un poema
que desconcierta el ritmo de los ramajes huecos
donde van los acordes
y la sonrisa oscura y pensativa
de la alcoba sin llave que yace en la floresta
donde tiembla la niña que llora en tu recuerdo.
de la alcoba sin llave que yace en la floresta
donde tiembla la niña que llora en tu recuerdo.
La libertad enhebra sin saber las razones
el velo luminoso de una herida
que grita en tu mirada
que grita en tu mirada
con un himno que cierra las ansias de tu vuelo,
con banderas vencidas que devoran el mástil,
los lienzos, el perfil y los acantilados
del pintor miserable
marcado por los labios que abren una gacela.
El amante que esboza tu olvido en una sábana
esparce los fragmentos sentidos de tu angustia
por el Bosque de Brent,
esparce los fragmentos sentidos de tu angustia
por el Bosque de Brent,
por la luna y el sueño que no tuvieron vida
ni un beso desgarrado que recuerde tu nombre
y penetre en la brisa amarga de los puertos
cuando vuelvan las barcas que nunca llegarán,
que plegaron las lonas que surcan el pasado
y el lazo de tu blusa que duerme en la escollera
de los puentes perdidos
en la caricia blanca de los parques
en la caricia blanca de los parques
donde yacen los lirios que llevaron tu nombre
y cubren los carteles de la esquina,
y cubren los carteles de la esquina,
el misterio que sufre el canto de la fuente,
la inmensidad del mar que no tiene mediday cabe en una lágrima.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.