A Naster
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de junio ahogaba flores en tu boca?
(Pablo Neruda – Explico algunas cosas)
la luz de junio ahogaba flores en tu boca?
(Pablo Neruda – Explico algunas cosas)
I
Recuerdo de España en el corazón
Neruda estaba triste
como un buque amarrado a los recuerdos
cabalgaba en la grupa de los mares
destilando el licor de los heridos.
Cuando la muerte hablaba en las aceras
Madrid amanecía en los balcones,
las flores transformadas en pancartas,
la risa convertida en ironía;
“Si he de morir
quiero que sea cantando
con una rosa, al alba y sonriendo”
Recuerdo de España en el corazón
Neruda estaba triste
como un buque amarrado a los recuerdos
cabalgaba en la grupa de los mares
destilando el licor de los heridos.
Cuando la muerte hablaba en las aceras
Madrid amanecía en los balcones,
las flores transformadas en pancartas,
la risa convertida en ironía;
“Si he de morir
quiero que sea cantando
con una rosa, al alba y sonriendo”
Pongamos que ponen una mordaza
de sombras en penumbra a la Cibeles,
pongamos que matan al pensamiento
y el pensamiento, acorralado, sigue,
pongamos que envenenan al amor
y el amor que agoniza,
se rebela y no muere,
pongamos que asesinan a las rosas
y su aliento se expande a los jardines,
y nos llega una tarde de verano
y España resucita para siempre
en sus hijos que se van y no se marchan;
“Si he de morir
quiero que sea cantando
con una rosa, al alba y sonriendo”
II
Neruda estaba triste
como la enredadera de las sombras
que ascendía los muros
sin vanos de tu escuela
y la falda escocesa que llevabas
y el vaivén de solapas que se hundía
en el bar del país de las mañanas
donde escribí el ruego esperanzado
de que nunca perdieras la sonrisa,
y se quedó dormido
porque quiso volar entre los trovadores
sin voz, ni alamedas en Santiago.
¿Te acuerdas, Pablo, de aquella sonrisa,
de aquella casa colmada por las flores
de aquella boca que perdió su acento,
del mar de la ilusión que nos bañaba?
Yo te amaba en la lluvia,
en la propagación de los sentidos,
en la arteria lejana
que se vestía del gris oscuro de las nubes,
en los libros mojados con tu nombre,
la vida sin futuro que esperaba.
Neruda estaba triste
como el aire del mar que traía el levante
a los rostros dormidos
empañando las vidrieras,
como la isla negra naufragando en tus ojos
surcados por quimeras y veleros,
con el rumor de lágrima perdida
que por la tarde hablaba
de la muerte, la Parca, siempre sombra,
de la muerte en las calles de Santiago.
III
Lennon recuerda
Mother you had me,
But I didn’t have you
(John Lennon – Mother)
Madre, tú me tuviste,
pero yo nunca te tuve.
But I didn’t have you
(John Lennon – Mother)
Madre, tú me tuviste,
pero yo nunca te tuve.
Y Lennon recordaba;
su chaqueta oscura parecía transpirar
en aquellas aceras de citas sin destino,
en el banco grabado siempre con otras fechas,
muy cerca del jazmín donde solía esperarte,
leyendo su memoria como si me acordara,
anhelando los pasos
que anunciaban tus besos cada tarde.
Y Lennon recordaba...
donde tú te movías, la gracia en tu cintura,
entre coches y aceras,
y sueños que dejaban caricias esparcidas
de adioses sin querer que te llevaban
por la arena a la playa del Chorrillo
en su letargo de invierno
cuando los espigones se adentraban
en el mar del recreo y los encantos
que mojaba tu blusa y mi locura,
que dejó mi corazón perdido en los acasos
del te quiero y no quiero, te tengo y no respiras,
y mi alma expiraba en la sangre de tus dudas,
mi libertad en la cumbre del fracaso.
Y Lennon recordaba,
yo lo recuerdo siempre.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.