lunes, 13 de enero de 2014

La noche (A Ramón Ataz)


Hoy la muerte reparte caramelos,
temamos, Lesbia, y huyamos en silencio,
dejemos que otros sean el núcleo de la historia,
para poder ser tú y yo los dueños del murmullo.


(Ramón Ataz - Murmullo)


De repente la noche piensa
que cubre con sus manos
los sueños del amante,
la herida inmarchitable del poeta,
que extiende su dominio sobre la piedra estéril
de la muralla que nos separa de las sombras,
sobre los proyectos arrinconados en el jardín
donde nunca llueve y las flores no se quejan,
pero la noche sabe

que no podrá borrar un verso escrito por la luz,
una sonrisa que no se lleva el agua,
la noche sabe que hay farolas que resisten en silencio
en los puertos salvajes de los mares lejanos,
y hay amores que gritan la alegría de vivir
y se rebelan contra las murmuraciones,
como yo, contra esta amargura que anunciaron
los fríos labios descarnados de esta funesta noche,
para cantar tu misterio luminoso de hombre,
tu acento iluminado de poeta.

Vivamos, amigo, en esta palabra que nos llega
y nos dice; ¡ adelante!,
porque nunca se apaga la locura que brilla
en el corazón de quienes se rebelan contra el pensamiento
que acepta lo inevitable
en la oscuridad de los días sin fecha,
ni el verso apasionado que sonroja a la muerte
y se burla como el mirlo del reloj
y su amenaza implacable.


(9 de Mayo de 2013)

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.