miércoles, 7 de diciembre de 2011

Carta a Helena


Epílogo - In memoriam Gabriel Ferrater 

A Elda que me soporta estoicamente, ella sabe la fecha, yo la he olvidado.

Los troyanos maldecirán mi nombre pues soñé que en mis brazos tuve a Helena, como habrás olvidado, y nada te recuerda. 

Comprendo, Helena
que estas palabras de orgullo y de dolor
que ahora te escribo
no sean bien acogidas
por la imagen que cuidas y atesoras
en el árbol soñado donde duermes,
nada es más caro a tu alma cobarde
que, entre la gente, pasear sin mancha
aunque dejes llorando a quien te quiere.

Te turbará que ya no me atormente
saber que nunca tuve lo perdido,
que dejé de quererte sin pensarlo
de la misma manera que te amaba,
y que ya no me enerve contemplarte,
ni el soplo redentor
que me entregó tu risa.

Aquí yace el dolor de esta derrota;
el arrepentimiento de aquel que reconoce
haber perdido alas en esfuerzo vano.

En mi escuálida historia de aventuras
se me fue la cabeza por preciosas
que guardaban veneno en sus entrañas.

Mas nunca me sentí tan indefenso
en el impulso de borrar
lo otrora venerado,
pues deseé vivir entre ruinas
que me dieran la magia del momento
donde pude sentir lo que no era.

… … … … … … … … …

Yo no te regalé promesas lisonjeras
que no podía cumplir, ni halagos tiernos
que ablandaran un alma que no sufre ni goza.

… … … … … … … … … …

Ya no me importa adónde va la daga
de tu sonrisa dulce, acogedora,
a qué faro en la noche te aproximas
cuando duerme la lengua de los sabios
que colmarán de flores tus paredes,
ya no me importa el pliegue de tu falda,
ya no me importa la voz de tu desprecio
ni en la calle ruidosa a quiénes mires.

Hay triunfo que se forja en la derrota,
y otoño que se torna primavera.

Al emprender de nuevo otro viaje
no me llevo de ti ni la alegría
que llevaste a mi alma prisionera.

He de tomar la nave que me aguarda
sin destino, sin luz, sin rumbo cierto,
y no mirar atrás cuando me llames...


4 comentarios:

  1. ¡¡Enrique!!, pero que ilusión me hace, ¿esa Elda soy yo?, emocionada estoy.
    Preciosa esa carta a Helena.
    Pero esta última parte me encanta, y ese verso del pliegue de tu falda me recuerda a otro parecido que me dedico Manu un compañero,antes de irse del Monosílabo.
    Es un poema bellísimo con esa sensibilidad que se trasluce de tu mente prodigiosa.
    Me gusta soportarte, jajaja, pero eso de la fecha no lo entiendo.
    Te agradezco mucho esta mención Enrique, para mi es un halago.
    Recibe un abrazo con cariño.

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  2. Elda, cuando te lo envié. Eliminé dos estrofas y añadí tres. Quería impresionarte, como estás tan bien. Pero nada ni por esas. Tú eres lista.

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  3. Jajaja, me has enviado varios, ¡yo que se cual es!, nunca me daría por aludida, sería una presunción por mi parte. Hombre, si fuera joven, quizás me fijaría más.
    ¿Cuál es, este del pliegue de tu falda?, jajaja, que no soy nada lista Enrique.
    Gracias nuevamente.

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  4. Es la fecha del envío, modifiqué varias cosas, y no estoy contento del todo. Gabriel Ferrater en el poema del Metro está excelso y preciso. El traductor lo hizo de maravilla. Pero no me acuerdo.Sé que era un adiós, sé que era Helena, que a través de Horacio conectaba con Pessoa, pero poco más. Volveré a Madrid y volveré al Metro.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.