La playa donde se dejan morir las ballenas.
(El Lichis - La cesta de la compra)
Tú no sabrás dónde vive la muerte,
ni yo dónde muere el olvido,
serás una desconocida
que vuelve a despertarme,
en el rumor del tiempo,
el ansia de navegar por su cintura,
el dolor de abrazarme a su rostro
el deseo de morir en su mirada.
Olvidaré la tormenta de la noche
que pasó y no fue de caricias,
y llevaré en el alma
la tierna despedida de esta aurora,
y te hablaré de la poesía que queda
en el cesto de la compra
después de haber sido arrasada por el Lichis,
en la agonía de Ginsberg
y sus citas interminables
que no saben morir,
en la laca esparcida en las mejillas de Marlene Dietrich,
en la juventud de esa desconocida que fuiste
sonríe y aún me llama y me hiere,
No quiero que se me recuerde
por aquellos versos que no escribí,
esos que no supieron traspasar el silencio
hasta la huella de la desconocida
que sigue hablando en ti.
Y no quiero pensar que estamos solos,
yo con mis miedos,
tú con los tuyos y los míos
soportando el peso de dos cruces,
nos acompaña el recuerdo de ti
cuando aún no eras una desconocida
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.