He estado al alcance de todos los bolsillos
porque no cuesta nada mirarse para adentro.
(Silvio Rodríguez)
No voy
a decirte que cualquier tiempo pasado fue mejor, ya que no sería cierto,
Hélène, ahí está la historia para recordárnoslo. Pero es cierto que este mundo
nuestro, creo que empieza en los 60, tiene sus propios problemas específicos y
los tópicos, quizás vigentes desde Horacio, ya no pueden ayudar a identificar
los males para intentar erradicarlos si no es a través de buscarles una vuelta
de tuerca que los adapte a los tiempos que vivimos. La Red no ha creado la
inversión de valores pero es el instrumento que más ha ayudado a su expansión;
todos podemos comprobar que una persona que parece culta es más querida que
otra que realmente lo es, que un misántropo puede tener más de treinta amigos
en una red social y una persona de buen trato en su vida cotidiana no será
admitida de buen grado en la misma cuando suele conducirse con sinceridad. Es
posible que la virtud esté mal vista.
***
Critico
la sociedad que me ha tocado vivir con una visión panorámica, reconozco que
puedo pecar de caer en la grandilocuencia como tantos otros salvadores del
mundo que juegan en sus ratos libres a ejercer de Jeremías. No soy un
franciscano, sé que pertenezco a la misma sociedad que critico, y que participo
de los vicios más característicos de mi tiempo. Carezco de una conciencia
selectiva que me acerque a los problemas de puerta en puerta, que me permita
empatizar con las preocupaciones de todos los días como las que tú me cuentas,
no quiero decir con ello que sea escapista, simplemente dirijo el objetivo de
mi cámara hacia aquello en lo que pienso que tengo algo que decir, yo no podría
ser Ken Loach pero es posible que pueda situarme en la huella de Igmar Bergman,
uno no suele elegir lo que quiere ser muchas veces, son las circunstancias las
que lo eligen a él.
***
En una
sociedad desquiciada como la nuestra, en la que cualquier hijo de vecino tiene
delirios de grandeza sin que quiera refrendar sus cualidades por el esfuerzo,
la moderación, curioso, como en los tiempos de Montaigne, es un símbolo de valentía
cuando debería serlo de equidad. Quizás nuestro problema actual no sea la
evolución ¿hacia dónde? sino recuperar valores. Hoy día un profesor
universitario puede ser una persona básicamente inculta, puede parecer que sea
algo anecdótico, pero tiene su importancia; es la primera vez en nuestra
historia contemporánea que los padres aman más la cultura que los hijos.
***
Es
cierto, Hélène , que es necesario que nos quede una canción cuando algo
importante se ha perdido. El lenguaje no llega a alcanzar del todo el lugar en
donde habitan los sentimientos, es frecuente que cuando a través de la palabra
queremos arreglar algo lo estropeemos, que usemos los recursos estilísticos no
para buscar la verdad sino para intentar orientar con habilidad un discurso
hacia donde nos interesa, pero hay algo que difícilmente engaña cuando
escuchamos una canción, la que nos enseñaron nuestro padres, la que
representaba a nuestro barrio, la que cantaba aquella a la que amábamos.
Siempre recordaremos el tiempo de las cerezas, no tanto por lo que dice sino
por lo que significa y lo que te hace sentir.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.