Ya ves, José Antonio, lo solos que nos vamos quedando en tu
ciudad y la mía, sí ya sé que no naciste aquí, pero como decía Max Aub, otro
tipo raro, como tú, como Max Estrella, uno suele ser de donde pasa
el bachillerato, me dirás que no estudiaste aquí el bachillerato, pero en eso
no puedo darte la razón, acabaste tu vida arrinconado en una oscura función dentro
de las batas blancas por dejar demasiadas asignaturas pendientes, amaste Ceuta
en la que reconocías una innegable vocación occidental, una parte indisoluble
de Andalucía. No pudiste saber el palo que nos dio Kiko Veneno, sí,
el que nos emocionaba con "En un mercedes blanco" y "Echo de
menos" ; los españoles negamos lo que nos pertenece y está lleno de
nuestra cultura; evidentemente, con predominio andaluz, pero no falta
representación de cierta importancia de ningún lugar de España, no,
Kiko no es el único catalán que se arranca por bulerías. Esa es nuestra gran
herida, tú que llegaste del Sur, que conociste la poesía, que no hubo tugurio
que no frecuentaras, sabes lo difícil que sienta al corazón que le digan que
eres algo hasta los veinte años y que a partir de ahí le pongan otra etiqueta.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.