1
Mi
corazón dormido sobre una primavera
que
no tiene balcones para colgar tu risa.
Mi
luz amortajada por siglos de silencio
agitando
pañuelos a un adiós que agoniza.
Llueve
en el cielo claro que dibuja tu rostro,
en
la tarde de mayo, en el bosque de piedra.
Me
ha dolido tu amor y no puedo negarlo,
me
duele hasta esta lluvia que no cae y se aleja.
Llueve
en las soledades quietas de la avenida
sobre
los institutos que guardaron tu huella.
Me
duele el pensamiento que no encuentra consuelo
en
este divagar que llora ante tu queja.
2
Puedo
ser en la lluvia un gitano que vuelve
cantando
a los caminos su pena y sus caricias,
que
sufre entre las flores silvestres del misterio
y
agita entre los vientos la luz de su camisa.
Puedo
ser en la lluvia un trovador que sufre
y
abraza los poemas tristes que me cantabas
persiguiendo
los versos turbios de tus estanques
sufriendo
entre tus muros que no tienen ventanas.
3
Tus
celos apagaron los versos de Neruda
y
la mueca de Brel que gritaba en mi alma.
Tu
rabia me ha dejado el corazón sin arte,
te
busco en el recuerdo y no avivo su llama.
Llueve
sobre los muros quietos de la avenida,
sobre
el parque mojado que ha perdido tu luna.
Llueve
sobre los charcos que acogen el destierro
de
aquella soledad que no me deja nunca.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.