El cielo estaba nervioso
susurrando en tu ventana,
en un pañuelo de nardos
tus ojos verdes penaban
por un amor imposible
que tu pecho deshojaba.
Preguntaste a las estrellas
fundidas en grises ramas,
con un sentimiento estéril
que la sombra acorralaba.
"¿Por qué guardáis la amargura
de un cruel dolor en mi espalda?
¿Por qué suspiro en la noche
que su olvido me dejara
en un callejón sin luz,
en un muro sin ventanas
que se llevase mis sueños
y no me los retornara?
¿Por qué canto en la tristeza?
¿Por qué sufro en la mañana?
¿Por qué llevo las heridas
de la muerte en la mirada?"
El cielo no respondía,
su brillo no suspiraba,
en las cadenas oscuras
arden quietas las palabras.
Ritmico y cadencioso, me ha gustado mucho pasar por tu blog
ResponderEliminarUn abrazo
te dejo el limk de mi nloh de poemas por si te apetece
https://calzandosentimientos.blogspot.com/
Gracias, Stella, por haber leído mis poemas.
ResponderEliminarMe pasaré por tu blog.
Un abrazo.
Paso de nuevo a disfrutar tus versos, su cadencia y musicalidad es preciosa
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Stella. Eres muy gentil.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estupendo dominio del romance en una composición llena de frescura, amor y soledad. Salud.
ResponderEliminarEs grato tenerte aquí, Julio, dejas un rastro de poesía por donde pasas.
ResponderEliminarGracias. Un abrazo.
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