Te agradezco, Simón, el comentario, empecé a contestarte sin saber lo que
quería decir, desde qué perspectiva abordar una obra sin luz y lacerante,
quizás lo que buscaba era capturar la atmósfera sombría de la canción, ahondar
sin contemplaciones en lo que pasó para imaginar lo que podría haber sido,
expresar que nunca un cumpleaños feliz había sonado tan amargo, incluso
aterrador y profetizando la venida del infierno de las drogas, de una ciudad
corrupta y dividida.
Lou Reed era un gran poeta y podía articular un poema con analogías turbadoras y exigentes, metáforas inquietantes, paradojas doloridas, consciente como era de que ya habría otros que exaltaran el lado brillante de la vida y su falta de implicación con la realidad.
Lou Reed era un gran poeta y podía articular un poema con analogías turbadoras y exigentes, metáforas inquietantes, paradojas doloridas, consciente como era de que ya habría otros que exaltaran el lado brillante de la vida y su falta de implicación con la realidad.
Pero, una pequeña concesión a la esperanza, para él
Europa no debía ser el edificio en ruinas que había quedado seccionado después
de la guerra más terrible, seguía siendo una parte esencial de nuestra forma de
ver el mundo. Pero para que tomara consciencia de ello era preciso hurgar en
las heridas, identificarlas, digerirlas, para encontrar una posible redención.
Una obra devastadora y trágica que, desde los abismos, busca desesperadamente
una salida, dejar atrás unos tiempos que nos mostraron el lado más perverso del
hombre, que abrazaron los uniformes y la represión y arrinconaron la libertad y
la palabra.
La canción triste lo sería aunque tuviera el nombre más
festivo que podamos imaginar, su música planea sobre los humedales del sótano
más tétrico y oscuro donde habitan el dolor de vivir y el tormento aterrador del olvido que nunca llama a quien camina por las llagas de la culpa, por el espíritu de una memoria flagelante. Lou Reed había escrito esta canción para el
último disco con los Velvet Underground y la desechó como haría con unas veinte más, había auténticas obras maestras.
No lo conozco o mejor dicho no lo conocía
ResponderEliminares un poeta de letras que me gustan
gracias por haberlo compartido
Un grande sicuramente Lou Reed, un cantore crudo dell'ambiguità umana, dei torbidi abissi.
ResponderEliminarI miei complimenti per il tuo spazio, sono arrivata qui per caso e sarà un piacere tornare a leggerti.
Siempre encontré escalofriantes analogías entre Pasolini y Caravaggio, ahora pienso que, teniendo este, desde un punto de vista artístico, menos que ver con Lou Reed, es más que probable que las analogías sean más profundas, es el ángel y el demonio del rock, como poeta, de eso se trata en lo que hablamos, es más profundo y transgresor que Bukowski, un gran narrador.
EliminarGracias, Angeloblu. Lou fue un ángel en grisalla, un diablo de cartón..
Muchas gracias, MuCha, creo que es un gran poeta aunque nunca se declarara amigo de la poesía. Su Nueva York es el mismo que el de Paul Simon o el de Bob Dylan, pero él prefirió ver el lado salvaje. Se le agradece, a pesar de su leyenda de tipo duro, que tuviera sensibilidad para adentrarse en el corazón de la vieja Europa.
ResponderEliminarGran poeta y excelente músico. Fue un referente, aunque no lo buscase a propósito, creador de una estética que muchos imitaron después. La Velvet y Lou Reed figuran en el rincón de mis imprescindibles. Muchas gracias, Francisco Enrique.
ResponderEliminarBob Dylan trató la City como un mito que permitía la injusticia y lo exponía de una forma más razonada de lo que pudiera parecer, Paul Simon en la alienación de los individuos que luchaban contra sus limitaciones en la soledad más tumultuosa de la isla, Cohen, en su segunda etapa de esplendor, como el faro ciego, insolidario y pretencioso de Occidente y Reed insistió entre la indiferencia o el desapego de sus compatriotas,en el perfil sórdido y más oscuros, lleno de desesperación inundado por el alcohol y otras drogas duras,la ambigüedad y las perversiones sexuales, hablaba, simplemente, de lo que conocía de primera mano y se desenvolvía a toda prisa, muchos no cumplieron los treinta, entre el arte y el desenfreno.
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