Vientos de soledad en la mañana
y en el andén espera
la sombra del amor que acaso fuiste,
se me escapó tu huella en el espejo
y no te reconozco
y no sé cómo hablarte.
Como si fueras otra me recuerdas
al silencio que canta
en los versos que pierden la cadencia
cuando emergen del alma desprendidos
por un tibio calor que ya no sienten.
En la vieja estación rota y vacía
que no tiene cuadrantes de destinos
he pasado la tarde
con los bancos gastados
y un reloj sin agujas que se duerme
en el rumor del tren que nunca pasa,
en los besos errantes
que perdieron el norte en el camino
y forjaron la nube de tu ausencia.
Aranjuez está lejos,
los trigales se visten de verano
y los ecos torcidos se derraman
en un torpe cuaderno
que no arrastra mi nombre por tus venas,
que no arrebata un lazo en tus esquinas.
En el rincón de sombras impregnado
por la grave caricia de tu rostro,
por la larga madeja sin memoria
de los recuerdos quietos que se mueven
está mi corazón llorando triste,
pensando en los senderos perseguidos
que arrastrarán los nombres
de los bellos amantes desolados
que algún día tuvieron
la sonrisa despierta de la aurora,
la mirada de luz que yo he perdido.
Ya no puedo coger el tren que atraviesa los trigales en el pasado angustiado por la caricia de tu amor y tu olvido en una soledad que siempre vendrá a buscarme, recuerdo al Pavese que se muestra en tu verso, que inunda los recovecos de tu sensibilidad cuando me sumerjo en la marea de tus orillas, cuando te nombro en las calles de Toledo siguiendo un camino que buscaba tu paso, que retenía tu aliento de jazmines.
ResponderEliminarNunca comprenderás cuánto te quise cuando yo era de ti y tú no eras mía, cuando a las diez y media de cada noche sonaba el teléfono y yo, en una sala oscura que aún siento en la inspiración profunda del dolor te mostraba el miedo a perder en el camino lo que se había perdido en un sueño que sollozaba en mis brazos y te buscaba en el tren que tu pluma conservaba en la epístola ardiente que ardía en el laurel caprichoso que late todavía en la plaza que guarda tu agonía.
Vuelvo a sentir que te amo como entonces, que soy un ilota sin honda que yace en la oscuridad, sin ti, de los caminos que no llevan a la gloria, una carta que no llegará a leerse, un amor que no supo expresarse y permanece ardiente en la memoria del olvido donde beso tu sombra y proso estos versos que te buscan y te nombran como si fueras siempre la musa que me inunda, la amante que me abrazó en un tren que iba a ninguna parte cuando no me querías.
Soy un títere que se mueve sin hilos y sin amor en la memoria cruel de tu recuerdo, ese que conserva la gracia de los besos que no fueron y permanecen en la mente de un poeta afligido que no supo coger el tren donde se quiebra tu esperanza, donde brilla la oscuridad de tu desasosiego, donde aún yace el amor que tuve para ti.
https://youtu.be/SdpWR3RoICs?si=o91stRHYwujBj29i
ResponderEliminarNo podré olvidar que subimos en un tren en marcha cuyo destino era Valencia, yo había sido vencido por tu huella errante, aún siento el desasosiego de tenerte y no tenerte, aún tiembla mi voz cuando evoco una soledad que siempre volverá a visitarme. Ya sé
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ResponderEliminarYa sé qué no tuviste piedad con un vencido, que pagué cada caricia como si fuera una sombra que seguía porque no sabía cómo pararse. Ya sé qué Fassbinder no miraba con buenos ojos la nostalgia, es cierto que estoy atrapado en el pasado en el que deslumbrabas en el aire sombrío de tu ausencia como si fueras un poema apagado que no encontró tu voz en el llanto preciso de la mía. Sigues siendo la muchacha de ayer aunque no leas lo que te escribo, aunque no llegues a alcanzar mi verdad entre las sombras, aunque te enoje mi tristeza cuanto más te siento, aunque vibre en tu corazón esa estrofa sin ritmo que se imprime en tu mirada.
Eliminarhttps://youtu.be/nntOYUODSV0?si=B_THdfSFk2niNaTe
Solo podré amarte, desierto y subjuntivo, en la calle sin rumbo del deseo, cuando acaricio la nostalgia y te siento en el rumor del tren que nos detiene en la estación donde medimos lo que no pudimos perder porque pertenece a mi sangre y a tu olvido.
Te amé con fuerza y sin recuerdo mientras las limusinas no esperaban en la calle, no había verso que no me gritara que te amaba mientras me reprochaba, a mí mismo, con rabia el haberte perdido, el recorrer estaciones donde no podía encontrarte, donde no hallaba el amor del viento del Oeste.
ResponderEliminarAhora sufro en tu mirada y en tu voz, soy un verso que nunca fue escrito, una pasión que se desliza, entre cenizas, en tu alma y tu olvido, representando fielmente lo que no pudo ser y nos duele como un niño vendado que nos asignó sus flechas en el dolor.
https://youtu.be/nntOYUODSV0?si=B_THdfSFk2niNaTe
Siempre me dolerá no haber sabido verte cuando la tristeza se apoderaba de tu rostro, cuando le decías adiós a la muchacha diferente que fuiste durante un instante y me entregaba el silencio de una palabra triste que me acompaña siempre cuando vuelvo a tu herida y encuentro al pecador que te hería, que no supo entregarse a tu abrazo, ese hombre que era yo y que no sabía mirarte. Llevaré siempre en el alma la condena de no haber sabido amarte, no haber conservado tu nombre para cantarte, ahora que no quieres leer las canciones que te escribo, que te digo que la única verdad que tengo eres tú, que, tembloroso, agito las cenizas que se levantan en el recuerdo de un gran amor.
Escribo lo que puedo en esta soledad que me corroe, vuelves a ser mi Emily Dickinson, estás en un poema dolorido que no sabe encontrarse ante la sensibilidad que aflora lejos de los salones, eres, sin duda, el Paul Simon de 1966, así alcanzas registros elevados sin moverte en tu soledad sentida, volviendo de la vida y de la muerte con unas pocas palabras que inundan tu diario, que nos entregan la esencia de ti misma, la confesión íntima de una poeta que llegó para quedarse.
ResponderEliminarHe aquí que, a veces, encuentras de una forma directa lo que tanto he buscado en una canción desesperada. Así me has hecho pensar que tu poesía permanecerá en una urna que todos deberemos traspasar por su verdad inmarchitable. Sé muy bien qué te enojará lo que te digo, seguiré pensando que llevo la razón, que es una pena que guardes en el silencio unos poemas que nos pertenecen a todos, que nos presentan las inquietudes de las almas que piensan en el futuro remitiéndonos al pasado, así el amor herido se apodera de tu verso, así es ahora y hace dos mil años, así sabes volcar tu tristeza y tus anhelos.
Estoy condenado a escribir aquí como si fuera un muro abandonado en el que dejar mi último verso donde estás tú, a pesar de ti. Mi verso está en un camino que no llegas a comprender y esto me hace sufrir y coarta mi deseo de una inspiración que no existe sin ti.
EliminarYa no crees en mí y no sabes la tristeza que me asalta cuando pienso en ello, cuando puedo decirte que te amo abiertamente y me cierras la puerta, escribiría mejor con tu sonrisa, aunque hace días que no la encuentro, aunque haya regresado de la muerte para amarte, para decirte que eres única en mi mundo, que me quedo a solas con tu tristeza y la larga madeja que tejen los recuerdos que te hieren, mientras no aparecen aquellos que te reconfortan, seguimos en el mismo tren aunque viajamos en mesas separadas que penetran en los sentimientos profundos que cruzan la frontera de nuestras almas.