Cuando llegue el corazón solitario
de las sombras
a tu oscura mirada
te preguntaré si queda un lugar
en la agenda de los vientos vulnerables
para arrancarte un beso
profundo, tierno y enamorado
que regrese a los ojos de la muerte,
profundo, tierno y enamorado
que regrese a los ojos de la muerte,
que me acose con sus garras fraudulentas
en tus labios perseguidos,
para saber cómo abrazarte
en la angustia perversa y acorralada
de las horas que se pierden en tu rostro,
de las luces deprimidas
cuando termina la escena
innortada y vencida de tu himno
en los cuarteles del amor y de la guerra,
en la oscuridad profunda que se vierte
en los hombros desnudos y demacrados
de las aceras vacías
mientras tiembla la duda del paisaje
mientras tiembla la duda del paisaje
herido y devastado por tu ausencia
y el alma de las alas que perdieron tu canto,
la libertad y los recuerdos
en la sombra celeste de los aires lejanos
que desquiciaron las quimeras
y el embrujo errante del ayer.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.