Ella viene a mi mente
en un recuerdo de luna, misterio y de pena,
en un sendero de tumbas que buscan los suspiros
de los miedos de una infancia que se agita
en el pasillo de las flores y las guirnaldas
que la entregaron a Cristo por primera vez.
Si tuviera sólo un sueño
le pondría el color del vestido que llevaba
la última vez que paseó junto al mar
entre los calendarios del muelle derruido
y las arenas
y las arenas
aunque no lo recuerde y sufra su falta
y arda cada noche que llore por su ausencia.
y arda cada noche que llore por su ausencia.
El camino es largo para comprender mi miedo,
muy hondo para medir el dolor
y el viento de Poniente que refresca los montes
y mece las higueras
me lleva hacia el ocaso donde caían los jilgueros
me lleva hacia el ocaso donde caían los jilgueros
que buscaban el sur en el
otoño
y las palabras
que llenaron el aire denso del crepúsculo
y morían en la línea cansada de unos labios.
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que llenaron el aire denso del crepúsculo
y morían en la línea cansada de unos labios.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.