Te agradezco, Simón, el comentario, empecé a contestarte sin saber lo que
quería decir, desde qué perspectiva abordar una obra sin luz y lacerante,
quizás lo que buscaba era capturar la atmósfera sombría de la canción, ahondar
sin contemplaciones en lo que pasó para imaginar lo que podría haber sido,
expresar que nunca un cumpleaños feliz había sonado tan amargo, incluso
aterrador y profetizando la venida del infierno de las drogas, de una ciudad
corrupta y dividida.
Lou Reed era un gran poeta y podía articular un poema con analogías turbadoras y exigentes, metáforas inquietantes, paradojas doloridas, consciente como era de que ya habría otros que exaltaran el lado brillante de la vida y su falta de implicación con la realidad.
Lou Reed era un gran poeta y podía articular un poema con analogías turbadoras y exigentes, metáforas inquietantes, paradojas doloridas, consciente como era de que ya habría otros que exaltaran el lado brillante de la vida y su falta de implicación con la realidad.
Pero, una pequeña concesión a la esperanza, para él
Europa no debía ser el edificio en ruinas que había quedado seccionado después
de la guerra más terrible, seguía siendo una parte esencial de nuestra forma de
ver el mundo. Pero para que tomara consciencia de ello era preciso hurgar en
las heridas, identificarlas, digerirlas, para encontrar una posible redención.
Una obra devastadora y trágica que, desde los abismos, busca desesperadamente
una salida, dejar atrás unos tiempos que nos mostraron el lado más perverso del
hombre, que abrazaron los uniformes y la represión y arrinconaron la libertad y
la palabra.
La canción triste lo sería aunque tuviera el nombre más
festivo que podamos imaginar, su música planea sobre los humedales del sótano
más tétrico y oscuro donde habitan el dolor de vivir y el tormento aterrador del olvido que nunca llama a quien camina por las llagas de la culpa, por el espíritu de una memoria flagelante. Lou Reed había escrito esta canción para el
último disco con los Velvet Underground y la desechó como haría con unas veinte más, había auténticas obras maestras.