sábado, 17 de febrero de 2018

A una desconocida



A Inma que fue durante mucho tiempo esa transeúnte que todo soñador anhela encontrar alguna vez en su vida.


Aunque nunca supere la tristeza
de haberte perdido alguna vez,
confundido por las ansias
del buscador sin suerte que conoces,
siempre me quedará el alboroto
de saber que durante un instante caminabas
sin pudor
por esta alma mía
que te tendió los puentes que cruzaste.

Como un peregrino buscaste el corazón
que con pena dejarías para no atravesarlo,
y, desde entonces, sufre, sufre y te recuerda
con una emoción tan rara y tan profunda
como la que Georges sintió
al descubrir a la transeúnte de Antoine
sonriendo con dulzura en un rastrillo.

Y lloré amargamente como Dylan,
alejándose bajo la lluvia,
el día que aquella desconocida que fuiste
se me perdió para siempre.

2 comentarios:

  1. Hola Francisco, Inma en este caso, representa lo que para muchos hombres y mujeres es la dulce sensación de tocar el cielo con las manos, bueno esa es mi interpretación claro.
    En cualquier caso en tus letras, en tus versos, se desprende olor a romance, a sueños pasados y con ellos a los venideros. Bonito lo que escribes y como lo escribes.
    Un abrazo.

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  2. Pocas cosas duelen tanto, Miguel, como no haber visto el amor que se nos entregaba, quizás ahí radique la dedicatoria del poema, ese querer volver atrás hasta el momento en que éramos unos desconocidas.

    Es un placer poder recibir tus palabras, ya leo las tuyas y me gustan verdaderamente, sobre todo aquellas que dedicas con cuidado a una de mis pasiones.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.