Volveré al paseo donde la muerte
se ha detenido en tus ojos, amigo mío,
pensaré que no te has ido en silencio
con los pájaros que amabas,
que no te angustia la pena de saber
que los barcos se fueron a buscar otras caricias,
que no verás el barrio presa del abandono,
nuestra playa barrida por la noche y el tiempo,
nuestro cine cerrado, nuestros niños crecidos.
Publicado el 4 de Febrero de 2014
Siento en tu poema una doble Elegía, porque evocas dos muertes: la del amigo y la del barrio.Pero entre estos dos abandonos,tres palabras esperanzadoras prometiendo futuro: "nuestros niños crecidos"...
ResponderEliminarHay en tus versos nostalgia, tristeza y esperanza.
Un abrazo.
Comprendo, Fanny, que esta última frase te haya podido causar confusión, pienso que es una expresión de mi tierra (por lo tanto nos llegó, casi con toda probabilidad, de algún rincón de Andalucía) y con ella me quise referir a él, a mí, y a todos los que compartieron su niñez con nostros, por lo tanto ise resuelve en el mismo tono desesperanzador del poema. Por lo demás, has acertado plenamente, aunque yo matizaría que, a pesar del paralelismo, en el primer caso hablamos de muerte, en el segundo de agonía.
EliminarEstoy encantado con tu respuesta, toda una sorpresa de la que aún no espero reponerme. Muchas gracias, Fanny, un abrazo.
Permíteme, Fanny, que le robe un verso a Sabina y me despida como "el viejo Peter Pan".
Un recuerdo nostálgico para una ausencia que se librará de la decadencia del lugar conocido y vivido anteriormente.
ResponderEliminarComo siempre un placer pasar por letras Enrique.
Un abrazo.
Pienso, Elda, que, como ya le dije a Fanny aquí mismo, aciertas a la hora de interpretar el poema. Tú sabes, creo que lo hemos hablado, que siempre he defendido una poesía en la que no se tenga que echar mano del diccionario y muy clara a la hora de transmitir su mensaje y pienso que también hablamos de las razones.
ResponderEliminarEstoy encantado, Elda, con esta vuelta, ya sabes que es difícil mantener las motivaciones con lo complicado que es esto. Los que estáis desde el principio y los que han llegado recientemente me habéis ayudado a mantener la esperanza.
Gracias y un abrazo. Me gustaría volver a Madrid pronto.
Hola, Enrique.
ResponderEliminarHoy vuelvo para compartir el doloroso sentimiento que supongo vive tu ciudad por la trágica muerte de nueve inmigrantes que intentaban llegar arriesgando sus vidas.
Anoche oí la noticia y hoy leo en "El País" los detalles y es espeluznante que estas cosas ocurran. Vivirlo de cerca debe encogerte el corazón y también por eso me he acordado de ti.Porque vives en una ciudad donde se ve la muerte de frente.
Un abrazo.
Creo, Fanny, que a escala planetaria cualquier español está tan cerca de esta muerte como nosotros, los ceutíes, y, por paradójico que parezca, puede hacer más para detenerla, pues debe tener razones para conservar un poco más de espíritu democrático para echarse a la calle y exigir que acabe, no es un asunto cuya solución se deba dirimir en un tablero de ajedrez sin reloj. Estamos hartos, Fanny, con la población originaria, me refiero a los descendientes de la que había antes de la guerra, narcotizada, incapaz de secundar una huelga justa en más allá de un diez por ciento y que vota mayoritariamente a una derecha populista cuya voracidad recaudatoria hace palidecer al sherif de Nothingam, una izquierda que se derrumbó por méritos propios hace unos treinta años porque se fue a ver Ninotchka y algunos de sus componentes se quedaron viviendo la dolce vita y partidos, cada vez más importantes, que aunque lo nieguen son confesionales. ¿Y los inmigrantes subsaharianos? Creo que cuentan con las simpatías de una buena parte de la población. No votan y hacen lo que pueden, son humildes, cuidan coches, llevan carros de la compra y sueñan con dar el salto a tierra firme europea, quiero seguir pensando que Ceuta es Europa en lo más importante, la vocación humanista.
ResponderEliminarY tu cuñado tenía mucha razón,es un gran poema en sí y más conteniendo tanto en tan pocas palabras.
ResponderEliminarCuando muere alguien que amamos,se nos viene el mundo encima literalmente.Y todo lo que nos rodea adquiere un aspecto nuevo de ruina y fealdad para estar acorde con nuestro sentir.Y eso mismo es lo que yo he visto en esta elegía de otoño.la muerte del amigo ha revivido todos los males del entorno,de la tierra amada y hasta de las personas que también perdieron un tesoro indiscutible,la infancia.
Que este otoño recién estrenado sea para ti apacible e inspirador ,Enrique.
Creo, Joaquín que en la vida de cualquier persona hay pérdidas que golpean el sentido de nuestra supervivencia y nos aprisionan un poco en la idea de la muerte y su implacable espera cuando no queda camino para continuar el viaje. Cada uno se rebela contra ello con las armas que le entregó el destino o la voluntad de resistir, el poeta intenta orientar las velas de esas tristezas hacia el sentimiento que cabe en las palabras.
ResponderEliminarHablé de la muerte de un amigo de juegos y de la agonía sin rumbo, la pérdida de identidad de un barrio que se adentra en otros rezos, que olvidó las emociones que le eran queridas; no vuelven los pescadores a hacerse a la mar en la tarde argentina, no vuelan los pájaros de paso por encima de los edificios que cubrieron los montes y hay una lengua que apenas ronda las esquinas.
Cosas que pasan, Joaquín, se me ha perdido la respuesta que te di en su día, y te he escrito otra para no dejar tu comentario en una soledad que no merece, pues siempre transmites una reflexión valiosa y un pensamiento hermoso en lo que escribes.