jueves, 18 de abril de 2013

En nombre de la muerte






1

Ella viene a mi mente
en este recuerdo de luna y de pena,
en este sendero de tumbas que buscan los suspiros
en los miedos de la infancia que se agita.

Si tuviera sólo un sueño
le pondría el color del vestido que llevaba
la última vez que paseó junto al mar
entre los calendarios del muelle derruido
aunque no lo recuerde y sufra la falta
y arda cada noche que llore por su ausencia.

El camino es largo para que comprenda mi miedo,
demasiado hondo para medir este dolor,
y el viento de Poniente que refresca los montes
y mece las higueras
me lleva hacia el ocaso
donde caían los jilgueros que buscaban el sur en el otoño.

18/06/2007


2

En nombre de la muerte las sombras te llamaban,
querían hacerte oscura
para apagar tus ojos y enamorarte del silencio
de la noche del alma que pierde su latido
y sin pausa se alarga.

Hay que apartar los sueños
antes que llegue la muerte
con tijeras en sus manos descarnadas,
con sus deseos de negra luna,
 y le diga a los vientos quien fuiste,
en que escalón olvidaste los libros con tu firma,
que tren perdiste, acaso, sin saberlo
y no paró en tu estación de sueños nunca más.

Nunca más volará la mariposa sobre tu falda abierta
ni los perros de la tarde correrán
para lamer tu huella de caricias.

En nombre de la muerte y entre los árboles de tu infancia,
y el pozo insondable donde cayó la noche más lúgubre
de tu canto herido,
tiernas flores silvestres despliegan tu nombre en el viento.

18/06/2007



3

Las palabras que nadie puede comprender,
el lugar donde cuando eras niña imaginabas
una muerte dulce en primavera,
porque el temor a Dios era más cálido,
menos oscuro,
el sueño que siempre rompía los cristales
sin brillo de mi soledad,
esa soledad mía que tú llevabas en los ojos,
aunque no puedas acordarte
del dolor que rondaba las mariposas encendidas
flotando sobre el aceite.

Ahora dibujas en  paredes que perdieron la blancura
y no despiertan murmullos,
caminas por lugares que fueron derribados
y lloran
por un barrio sin alma que te ha dado la mano
para no entrar solo en el olvido.

Nadie puede explicar adonde fuiste,
como perdiste la túnica virgen
de tu imagen de niña descontenta,
por que no llegaste a ver  la luz del rayo 
que traía a tus ojos la alborada.
19/06/2007


4


Después de la muerte, las flores están tristes
y susurran en tu tumba
coplas de amor sobre la hierba herida.

Te llegará el quejío de los montes derribados.
y el canto del pájaro ciego que enmudeció
en las Cuatro Higueras.

Siguen su curso las alas del recuerdo,
las manos de la noche, 
solo puedes decir que eres pasado
como la muchacha de una estela ateniense
que tuvo un nombre
quizás un epitafio o una fecha
 escritos por aquellos que la aman
o  a la niña que fue y se encamina a la fuente.

Es inútil llorar cuando la muerte se acerca
 y te mira  a los ojos
 como lo hacía
 en tu candor de niña ,
cuando el infierno era un lugar
que convertía tus errores en pecados mortales.

27-29/05/2007


5

En el barrio de la Almadraba
hay tejados de zinc y gatos,
 pero no queda ninguna higuera,
ni una fuente para beber de noche.

Tus manos muertas acariciarán la Luna.

Hay una larga ausencia de Cantina
 hay polvo
 y cartones en los suelos.
No hay una niña que cante La otra.

Tu voz distante despertará mis sueños.
29/05/2007

2 comentarios:

  1. Es admirable cómo paseas por el dolor como acariciándolo, haciendo de ese sentimiento una belleza que se te escapa a manos llenas. Tu voz poética sube y vuela en las alturas.
    Un abrazo, Efe.

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    1. Gracias, Susi, siempre es agradable poder hablar contigo, y seguir sintiendo, ya va haciendo un cierto tiempo que nos conocemos, tu apoyo, a pesar de mi inconstancia.

      Un abrazo.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.