he ahondado en mi duda, me veo como siempre,
como un novio amputado del tumulto y las flores
que no encuentra calor
en sus miembros perdidos,
como un tonto exiliado del amor y el deseo
que añora la fragancia de un verso temerario.
Ya no sé qué decir de tu perfil sin sombra;
esta lengua de fuego ha de esperar dormida.
He surcado tu rostro con palabras que eran
confesiones que nunca
quise haber pronunciado.
Amparado en la noche,
creyendo que sus manos cubrían mi mirada,
te explicaba las causas de mi huida al vacío,
mientras esos milagros que quería invocarte
volvían al sepulcro del que nunca salieron.
Situado ya mi lecho detrás de la frontera
aguardaba el dolor de mi cuerpo angustiado
cuando el corto camino se hacía interminable.
Intuía que la vida tenía otra forma,
que nunca conocí la calma del vencido.
Mientras nubes y rosas yacían en mi ocaso
no supe qué decir por despertar tu orgullo.
Dios mío Enrique, yo si que no sé que decirte, siempre que leo tu poesía me quedo sin palabras, son tan grandes tus versos, tan meláncolicos y tan llenos de sentimientos que emocionan el corazón.
ResponderEliminarTodo el poema maravilloso, pero siempre esperando no sea fruto de tu estado anímico.
Amigo mío, enséñame a escribir...
Siempre un placer Enrique.
Un abrazo.
Me alegro mucho, Elda, de volver a saber de ti, de comprobar que sigues con esas fuerzas que siempre has transmitido y ese sentido del humor tanto más delicado cuando no es perseguido.
EliminarTe agradezco que siempre, incluso en los paréntesis de tus desconexiones, estés dispuesta a leer mis poemas y a hablarme de ello.
Un abrazo.
Joder Enrique que no tienes medida con este manejo exacto entre el límite del lirismo sencillo pero elegante y el momento cumbre en cómo darle voz única a cada verso. Un sincero aplauso.
ResponderEliminarSólo puedo decirte, Alberto, lo que me alegra que seas precisamente tú quien me diga estas cosas. Casi nunca he podido escribir por el placer de hacerlo, he aprendido a no sentir celos cuando he descubierto a alguien que lo hace, he aprendido a celebrarlo porque yo hubiera querido que se hiciera conmigo.
EliminarUn abrazo
Un poema grande Enrique,de esos que te atrapan el alma a medida que lo vas leyendo.La tristeza de estos versos se evapora ante la belleza lírica del conjunto.
ResponderEliminarMe han gustado,sobre todo,las dos primeras estrofas.
Es una gozada leer buena poesía.Es un placer leerte siempre,amigo.
Un abrazo.
Me alegro mucho de volver a saber de ti, Jerónimo, sin poder precisar las causas resulta que no hemos sabido durante un tiempo el uno del otro. Quizás me haya visto enredado por esta experiencia reciente, me refiero a la de Internet,que no va más allá del tiempo que me conoces. Como siempre, Jerónimo, tu opinión me parece muy importante, y es para mí un motivo de satisfacción que siempre sea tan favorable.
EliminarEspero poder seguir contando con esas opiniones tuyas, y esos poemas de amor perdido con un deje nostálgico tan personal y tierno que haces que comentártelos sea todo un placer.
Un abrazo.