Quizás nunca supiste si lloraste mi amor,
si el alba de dolor en sombras derramada
engullía la noche de los embarcaderos,
perseguía al héroe o aclamaba al monstruo.
Mas déjame pensar en ti como no eras
para que pueda amarte en este desvarío,
y sentir esta herida que recorre tu pecho
¡Qué primavera cruel para mis labios!
¡Qué amargo sentimiento
de palabra acosada
ahora que te veo y ya no puedo hablarte,
que no te tengo ya en mis brazos de dudas
y la muerte acaricia mi silencio de espera
por no haber despertado del último suspiro!
Llorabas por aquel que vivía con mi ropa,
que bajaba a la playa desde otro horizonte
y no encontraba el mar azul para mecerte.
El amor y el silencio eran la misma rima,
sombras de corazón en tu almohada
donde yace la niña sin recuerdo que fuiste.
Hola Enrique,se te echaba de menos por la blogosfera.Me alegra tu vuelta ,amigo.
ResponderEliminarMagnífico poema,muy en tu línea,con giros ingeniosos y versos muy logrados,como los que siguen:
"Llorabas por aquel que vivía con mi ropa,
que bajaba a la playa desde otro horizonte
y no encontraba el mar azul para mecerte."
Todo un placer saber de ti y volver por tu blog.
Te mando un abrazo.
Me alegra, Jerónimo, que me tengas en cuenta hasta el punto de haber notado la escasa actividad de estos últimos meses. No puedo decirte si es una tendencia que se va a prolongar o no, hay veces que la poesía va unida inextricablemente a la vida y es en élla donde debemos buscarla. Por lo demás siempre cuento por tu parte con estos comentarios tan hermosos que llenan de ánimo y ruborizan al mismo tiempo. No me he olvidado de ti ni de otros compañeros, estoy deseando encontrar motivos para reemprender la actividad e intercambiar mis opiniones con vosotros.
EliminarUn abrazo.
'Donde yace la niña sin recuerdo que fuiste', añadiría al comentario de Jerónimo, con el que estoy totalmente de acuerdo. Buen regreso, sin duda.
ResponderEliminarNo sé, Susi, si habré encontrado, a lo largo de mi vida, versos que merezcan ser recordados o si tendré que seguir buscándolos en ese aire que los ofrece a cada momento cuando miramos hacia otro lado. Creo que lo correcto es actuar como si se cumpliera el segundo de los supuestos, mientras tanto me alegro mucho de poder contar con el pequeño círculo de amigos que he encontrado en la Red y en el que tú estás, nunca me habían, con apasionadas excepciones que forman parte de un devocionario que me lleva al límite porque no lo comprendo, dicho cosas tan hermosas que justificaran largamente el que escribiera. Tendremos que volver a la primera oportunidad que se presente aun cuando las nubes no nos traigan una respuesta.
EliminarVaya Enrique, que sorpresa tu gran poema, me he pasado por aquí de vez en cuando y veía que no habías publicado nada, pero como siempre sorprendes con la magia de tu pluma con tus versos de recuerdos llenos de nostalgia y esa forma de decir tan bella:
ResponderEliminarahora que te veo y ya no puedo hablarte,
ahora que no te tengo en mis brazos de dudas
y la muerte acaricia mi silencio de espera
por no haber despertado del último suspiro!
Que belleza!!, como todo lo anterior y lo que le sigue.
Un placer amigo siempre un placeer...
Un abrazo Enrique
Me costará mucho trabajo, Elda, convencerte de lo mucho que agradezco el especial seguimiento que me haces desde los primeros poemas. Espero que no llegue el día en que eche de menos tus palabras amables y esas ganas de agradar que contagian alegría, aunque así fuera lo que te tendría en cuenta sería lo mucho y bueno que me has transmitido.
EliminarUn abrazo.
Bellísimo poema Enrique!
ResponderEliminarEn su verdad amarga, nunca dura una flor dos primaveras,lo vivido y lo soñado son la materia prima del poeta, qué importa esa división a la belleza...Escribir siempre es un acto de amor, un esquife solitario que vuelve del olvido, la rúbrica del deseo, qué importa...
Te dejo un gran abrazo en la poesía y en la vida.
Contigo.
Este poema y otros escritos en los mismos días pertenecen a una parte del recuerdo que aún me estremece, María. Yo sé que no tengo que explicarte lo importante que puede llegar a ser para nosotros algunas palabras que dejamos en un papel, quizás fue un poema que nunca me pareció hermoso, pero tenía tanto significado para mí que nunca dejé de pensar en la posibilidad de terminarlo; lo vivido, lo soñado, lo deseado con la desesperación de un hombre que sufría, que vuelve a la playa de la infancia y la encuentra vacía.
EliminarSimplemente aplausos
ResponderEliminarTe lo agradezco sinceramente, Alberto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espléndido poema, me uno a los aplausos anteriores
ResponderEliminarGracias, Pili, ha sido una sorpresa muy agradable que te hayas pasado por mi blog y me hayas dejado una constancia tan alentadora.
EliminarUn saludo.