Poemas de la Duda
7
Mourir cela n'est rien
Mourir la belle affaire
Mais vieillir... ô vieillir.
Mourir la belle affaire
Mais vieillir... ô vieillir.
(Jacques Brel – Vieillir)
Las flores y los prados tienen el mismo sino,
la misma larga noche que apagará mi frente.
Mientras busco coronas, laureles, epitafios,
pasan las caravanas cargadas de perfumes
que vierten los linderos,
y no puedo tenerlos, sentirlos, propagarlos,
porque estoy en el valle y es abrupta la rampa.
Ya nadie me provoca, nadie quiere escucharme,
nadie intenta saber qué había en mi mirada,
oscura, triste, amarga,
conteniendo la fuerza,
qué comentario irónico
despertaba la risa
en la mesa de un bar de madrugada,
cuando ardía el bufón de todas las comedias,
y el sol de tu sonrisa
que nunca se apagaba;
hace ya mucho tiempo,
cuando aún te esperaba,
cuando quise aprender el arte de la vida,
y la vida escapaba siempre de mis intentos.
Las chanzas se arrugaron como viejos vestidos,
lo que era brillante dejó paso a la derrota,
a armarios retraídos que no tienen esmalte
y que guardan portadas de revistas sin fecha.
Lo que era arrancar besos en el olvido
es un trotar sin gracia invocando el recuerdo,
pasan enfermedades, citas que nos aguardan
con la fragilidad sincera de los cuerpos,
y pasan comentarios vacíos que no llegan
mientras toda la muerte reina en los hospitales,
y tú y yo, separados por música y gemidos,
habitando en un mundo que no nos pertenece,
desvelamos los surcos del tiempo en nuestras almas.
(13/04/2011)
El desencanto por la vida en sí misma, la pérdida de fe, tan presente en tus versos. La soledad del que no encuentra lo que busca y añora, y el tiempo inexorable que cada vez nos deja más rendidos.
ResponderEliminarLo percibo como un poema que refleja la triste realidad que muchas personas viven, la incomprensión, el olvido en que se sienten y sobre todo el dolor y la frustración.
Es un poema, Beatriz de una cierta complejidad; la nostalgia de la vieja juventud contrasta con los sentimientos del presente, un cierto reconocimiento para siempre del mundo lleno de problemas en el que hay que saber vivir, algo que no siempre se hace. Reconozco que no estaba en un buen momento anímico e insistí en el pesimismo por la percepción del paso del tiempo y los cambios, sobre todo por dentro, resultantes.
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