viernes, 30 de diciembre de 2022

Un monstruo perseguido

 

 

Y tú y yo, separados por música y gemidos,
habitando en un mundo que no nos pertenece,
desvelamos los surcos del tiempo en nuestras almas.

(Las flores y los prados)
 
 
1

No me llames en la noche

silenciosa de tu manto y de tu olvido,

no me dejes soñar con la luz de la alborada

que transita por la estrella ansiosa que te alumbra,

por el lamento errante

de un hombre atormentado

que siempre me visita cuando pienso en tu pulso

con la mueca suplicante de un monstruo perseguido.

 

2

 

Navego en las canciones profundas de esta tierra

que anuncia nuestro paso

y muerde su fatiga en los jazmines,

en castillos de naipes que se yerguen en una lágrima,

porque quiero mecerte en la memoria

de la muchacha de luz que muestra tu sonrisa por las calles

que nos vieron pasar y esconden tu figura en una esquina,

porque quiero sentir que has vivido en tus entrañas

la herida penetrante del sueño que brota en tu corazón,

los geranios que vibran solo con tu presencia.

 

3

 

La voz de tu fragancia vertida en los portales

se extiende por el barrio

donde nadie escucha la queja siempre viva de Billie Holiday,

ni la estrofa extraviada de Paul Simon que sigue

arañando las paredes de tus sentimientos,

ni la cadena sujeta a los caminos tortuosos de una oración

que culmina en tu nombre,

en una vieja soledad que no envejece

mientras pasamos por la frontera

con un mensaje sin destino encallado en el fulgor de tu mirada,

en los soles dichosos que brillaron y nos sonríen.

 

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.