miércoles, 24 de febrero de 2021

Llanto por dos poetas

Yo seré aún joven,
con la camisa clara,
y los dulces cabellos lloviendo
sobre el amargo polvo.
(Pasolini - El día de mi muerte - Versión de Delfina Muschietti)



Para ver que todo se ha ido
dame tu mudo hueco, ¡amor mío!
Nostalgia de academia y cielo triste.
¡Para ver que todo se ha ido!
(Lorca - Nocturno del hueco)
 



Te escribiré mis deseos en los pétalos caídos
cuando se apague el resplandor de la antigua ventana
y vuelva la soledad en los recuerdos de la brisa,
cuando aparezca en tu cuaderno
la proclama que hierve en la frente de un profeta
abandonado y muerto
en el misterio corrompido de una playa implacable,
cuando mida el calor de la luciérnaga perdida
el paso de los amantes mutilados
que envuelven
en una queja plagada y polvorienta
el mástil de las farolas que declinan
acogiendo en una prédica angustiada los nocturnos de los huecos
de una mirada oscura que nos halla en la techumbre
de un Pierrot sonriente y apasionado,
de un mártir que se emociona con la gravedad de una pluma,
con la mirada de una gacela herida detrás de unas rejas,
con un llanto desnudo a los pies de una guitarra desangrada.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.