jueves, 22 de septiembre de 2011

Vuelve la primavera




Al contemplar tu cuerpo de mujer,
no puedo evitar
pensar en tus años más tiernos
y en aquel amor
que te esperaba
en el Purgatorio,
quizás en el Infierno.

Podría decir que hoy eres
aún más bella que entonces,
que volvería a desearte
con sólo cerrar los ojos
y no pensar.

Ya eres una mujer
nueva y brillante como el sol
de la mañana,
cuando yo apenas puedo salir
de las tinieblas 
adonde tu crueldad me condujo.

4 comentarios:

  1. Podría decir que hoy eres
    aún más bella que entonces,
    que volvería a desearte
    con sólo cerrar los ojos
    y no pensar.

    Bella estrofa, tan romántica que me emociona.
    La última aunque me suena más triste, es preciosa.
    Me gusta mucho como escribes Enrique, aunque me repita.
    Siempre un placer pasearme por tus letras.
    Mis cariños y mis ánimos para ti.

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  2. Elda, está Dylan y su imponente Blood on the Tracks detrás de esto. Ya sé que es una osadía, o una estupidez, pero el original está escrito en inglés, en 2003, y ahí me tuve que manejar con un léxico de andar por el pasillo dando tropezones. Así que me tuve que ayudar de otro, y quién mejor que el genio de Duluth.

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  3. Un descriptivo poema de amor en el que reflejas tu tristeza por la pérdida de ese amor que, a pesar del tiempo, no has olvidado, con versos en los que retratas lo fácil que te sería regresar a él "que volvería a desearte / con sólo cerrar los ojos / y no pensar", y el dolor que te dejó su ausencia "cuando yo apenas puedo salir / de las tinieblas / adonde tu crueldad me condujo".
    Me da la impresión de que este poema se aleja de lo que suele ser tu estilo. He leído en los comentarios que el original lo escribiste en inglés y me gustaría, si es posible, que me lo enviaras. Las diferentes traducciones que se pueden hacer de un mismo poema me ha llevado a pensar hasta que punto son fieles a lo que el autor quiso decir, y en las diferencias que habría si el propio autor las hubiera podido efectuar.

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  4. Pensé, Beatriz, que mi novia de siempre se ponía el vestido de la que nunca tuve. Es mi vida tan monótona cuando pienso en el tren que nunca pude tomar (Brel) y pensé en una canción de Dylan que siempre me gustó aunque sea de las consideradas menos brillantes de "Sangre en el camino", y pensé que esa mujer que duerme y sueña a mi lado pudo dejarme alguna vez cuando la adolescencia terminaba y volvía a aparecer cuando era toda una mujer, y ya no podía verla ni tocarla porque había cambiado de nombre. El poeta y el loco participan del mismo delirio pero el loco se libra de la soga por azar y el poeta arrastra las cadenas del destino.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.