II
He vagado en la noche de tu ardiente tristeza
para poder vestirte, azul, como querías.
He llorado sin rumbo tu amor en la mañana
como un loco sin dios, profeta sin desierto.
Pero tú no me dabas ni por piedad la muerte;
me quitabas los ojos; la voz y las palabras
trocabas en espinas henchidas de pasado.
No quedaba un lugar para seguir muriendo.
Los vecinos, las casas que tanto despreciaste
abrieron tu lamento para cerrar mi orgullo.
III
Apenas pude ver
el fondo de algún sueño
que hubiera en tu cabeza,
que tu forma tuviera.
A veces el azar
que no tu buen deseo
me llevó hacia tu risa
de normas estancadas.
Tuve que abrir los ojos
en la noche desnuda,
tuve que abrir mis ojos
para no ver los tuyos.
Velar por mi niñez
que siempre aparecía
teñida de dolor
por tu amor inconstante.
Puedes atravesar
mis campos con tu acero,
mis campos con tu acero,
marchitar los poemas
que florecen en mi alma,
que florecen en mi alma,
apagar los destellos
de ilusiones fugaces.
de ilusiones fugaces.
Velo por mi niñez,
rendida a la sonrisa,
esa vereda oculta
adonde no llegaste.
IV
Mi niñez en una urna
donde no puedas tocarla,
donde se recluya el aire
que no rozaran tus labios.
Jueves de corredor
contra las cuerdas,
contra las cuerdas,
fajador que bascula
en la ceguera,
en la ceguera,
cumbre de soledad
en la cintura,
en la cintura,
golpe que no penetra
en un rostro dormido.
en un rostro dormido.
No toques mi niñez,
no abras el misterio,
no abras el misterio,
déjame naufragar
sin tu dios, sin tus mares.
sin tu dios, sin tus mares.
Que me acoja el dolor
humano de los vivos,
humano de los vivos,
que me lleve la suave
tristeza de los muertos.
tristeza de los muertos.
(Marzo o Abril de 1998)
Muy bueno y la IV estrofa maravillosa... me encanto la metafora de la urna
ResponderEliminarGracias, Tere, nuevamente con retraso. Son poemas a los que les tengo un gran afecto, especialemente a "He vagado en la noche
ResponderEliminarDolor y desazón en todos estos poemas. El primero, profundo y arrebatador es brillante, de principio a fin,si bien, resaltaría los cuatro primeros versos y dentro de éstos los dos primeros. Refleja todo él la vehemencia y el dolor del momento en el que se ha escrito.
ResponderEliminarEl segundo y tercer poema no alcanzan la brillantez del primero pero son hermosos también y reflejan mucho sentimiento y desesperación sobre todo la estrofa que comienza ""Miércoles de corredor contra las cuerdas..." , realmente estremecedora.
Si supieras, Beatriz, cuánto me alegro de que hayas resaltado al primero de estos poemas. Aunque no guarde la fecha exacta aún recuerdo la angustia que me invadía en el momento de pensarlo. Como tú me quedo con los dos primeros versos, salen así y sabes que no debes cambiarlos, aunque siempre te quedes con alguna duda. En la segunda estrofa del tercero recurrí al argot boxístico para dar unos tintes dramáticos a una situación amorosa; el recuerdo de las enseñanzas de mi abuelo ha acabado pesando en mí mucho más de lo que hubiera podido imaginar. En este poema quizás, a pesar de su extremada sencillez, me decante por la última, pero reconozco que me siento muy mediatizado, cuando vuelvo a leerlo por acontecimientos que, en el momento de escribirlo, eran muy recientes.
ResponderEliminarEs un verdadero placer Beatriz el que pueda continuar disfrutando de tus comentarios, siempre diferentes y con muchos matices, que hacen que uno pueda aprender de ellos.