Oye, Robert Zimmerman,
pregúntale a tu buen amigo Bob Dylan
dónde están arrinconadas tus canciones.
Los muchachos dicen que te han olvidado
mientras las escriben en tus paredes,
que las habrás perdido para siempre
cuando eches un vistazo a la vieja calle.
Eres el disidente de cada familia,
el refugiado de todas las naciones;
no me dejes con la locura de los cuerdos.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.