domingo, 29 de septiembre de 2019

Ningún lugar (2018) - 29 de septiembre


Algo ocurre cuando un poeta no quiere hablar de sus versos.
***
Esta ciudad que fue cuna de mi agonía,
hoy me lleva hasta el mar profundo de la queja.
(No hablaré de poesía)

Estarás sola cuando llegue el cartero
y pregunte por otra dirección,
¿sabes dónde vive la tolerancia?
¿dónde la generosidad que nadie tuvo contigo?
¿dónde encontrar el milagro de una sonrisa sincera?

Se hace tarde, la esperanza ha pasado,
la ciudad se cubre de una neblina fluorescente,
de banderas enterradas en un mástil vencido
que muestra las cadenas
de una derrota que gime en tu cabello
y brilla en las alfombras oscuras de tu cuadro de aforismos,
y hay muchachos que escriben en el rostro de la calle
sueños y rabia con un verbo descontrolado
que ya no tiene orilla y vuelve a la distancia
del mar que lo inunda,
hay quien pasea
sin saber hacia dónde se encaminan las hojas
que morirán sin pluma y sin abrigo
ante los muros que caminan en el silencio
de los portales que abrazan la queja de los pobres,
el llanto de los lirios que gritan en los ojos de los charcos,
quien tiembla ante el recuerdo del amor
como si fuera un dios que no le perdonara
haber nacido con una sonrisa triste
como la tuya, como tu enredadera y tu recuerdo,
quien canta en las aceras
cuando en los árboles danza la soledad de un banco,
cuando la luna, los trajes y los requiebros
de un amante que sufre se han perdido
y un sobre abre la bruma que empaña la ventana
del vientre de una brisa que se entingue.

Siguen pasando los coches y te quedas ensimismada
con los fragmentos de belleza
que proyecta la luz de los faros sobre la lejanía
mientras tu corazón se acerca
a la fragilidad de un sueño inacabado,
a una ruta cortada por un murmullo de voces que no comprendes.

Nadie te espera, nadie te necesita
pero yo entregaré tu nombre a la rosa de los vientos
cuando haya una herida en la sombra callada de una estrella,
cuando el norte se apague y tenga para siempre tu sonrisa.

***   ***   ***



Algo ocurre cuando un poeta no quiere hablar de sus versos.
***
Esta ciudad que fue cuna de mi silencio
hoy me lleva hasta el mar profundo de la queja.
(No hablaré de poesía)

Estarás sola cuando llegue el cartero
y pregunte por otra dirección,
¿sabes dónde vive la tolerancia?
¿dónde la generosidad que nadie tuvo contigo?
¿dónde encontrar el milagro de una sonrisa sincera?

Se hace tarde, la esperanza ha pasado,
la ciudad se cubre de una neblina fluorescente,
de banderas enterradas en un mástil cansado
que muestra las cadenas
de una derrota que gime en tu cabello
y brilla en las alfombras oscuras de tu cuadro de aforismos.
Hay muchachos que escriben en el rostro de la calle
sueños y rabia con un verbo descontrolado
que ya no tiene orilla y vuelve a la distancia
del mar que lo inunda,
hay quien pasea
sin saber hacia dónde se encaminan las hojas
que morirán sin pluma y sin abrigo
ante los muros que caminan en el silencio
de los portales que abrazan la queja de los pobres,
el llanto de los lirios que gritan en los ojos de los charcos,
quien tiembla ante el recuerdo del amor
como si fuera un dios que no le perdonara
haber nacido con una sonrisa triste
como la tuya, como tu enredadera y tu recuerdo,
quien canta en las aceras
cuando en los árboles danza la soledad de un banco,
cuando la luna, los trajes y los requiebros
de un amante que sufre se han perdido
y un sobre abre la bruma que empaña la ventana
del vientre de una brisa que se extingue.

Siguen pasando los coches y te quedas ensimismada
con los fragmentos de belleza
que proyecta la luz de los faros sobre la lejanía
mientras tu corazón se acerca
a la fragilidad de un sueño inacabado,
a una ruta cortada por un murmullo de voces que no comprendes.

Nadie te espera, nadie te necesita
pero yo entregaré tu nombre a la rosa de los vientos
cuando haya una herida en la sombra callada de una estrella,
cuando el norte se apague y tenga para siempre tu sonrisa.

En el bosque de Brent





Sigo siendo ese río fundido con la piedra
cuando el amor me hiere y no puedo arrancarte.
(No hablaré de poesía)

Cuando llega la sombra a tu rostro de cera
tus manos se retraen torpes en el cuaderno
donde dejaste hundida 
la palabra borrosa de un poema 
que desconcierta el ritmo de los ramajes huecos
donde van los acordes 
de la mirada oscura y pensativa, 
de la alcoba sin llave, 
del bosque
donde tiembla la niña que sufre en tu recuerdo.

La libertad enhebra sin saber las razones
el velo de una herida en tu mirada
 con un himno que cierra la pluma de tu vuelo,
con banderas hundidas que devoran el mástil,
los lienzos, el retrato y los acantilados
del pintor miserable 
marcado por los labios que abren una gacela.

El bardo que dibuja tu olvido en una sábana
esparce los fragmentos siniestros de tu angustia
en el Bosque de Brent
con la risa y el sueño que no tuvieron pulso
y un grito desgarrado que ya no tiene rima
ni conoce la brisa amarga de los puertos
cuando vuelven los barcos que nunca llegarán, 
que surcan el pasado
y el lazo de tu blusa que duerme en la escollera,
en los puentes derruidos, 
en la caricia blanca en los parques de ayer
donde yacen los lirios que llevaron tu nombre,
y cubre los carteles
la palabra que llora el canto de las fuentes,
la inmensidad del mar que cabe en una lágrima.

***
 
Cuando llega la sombra a tu rostro de cera
tus manos se retraen torpes en el cuaderno
donde dejaste hundida 
la palabra borrosa de un poema 
que desconcierta el ritmo de los ramajes huecos
donde van los acordes 
de la mirada oscura y pensativa, 
de la alcoba sin llave
en la floresta
donde tiembla la niña que llora en el recuerdo.

La libertad enhebra sin saber las razones
el velo de una herida en tu mirada
 con un himno que cierra la pluma de tu vuelo,
con banderas hundidas que devoran el mástil,
los lienzos, el retrato y los acantilados
del pintor miserable 
marcado por los labios que abren una gacela.

El bardo que dibuja tu olvido en una sábana
esparce los fragmentos sentidos de tu angustia
en el Bosque de Brent
con la risa y el sueño que no tuvieron rastro
y un grito desgarrado que ya no tiene rima
y penetra en la brisa amarga de los puertos
cuando vuelven los barcos que nunca llegarán, 
que surcan el pasado
y el lazo de tu blusa que duerme en la escollera,
en los puentes derruidos, 
en la caricia blanca de los parques de ayer
donde yacen los lirios que llevaron tu nombre,
y cubren los carteles
las palabras que sufren el canto de las fuentes,
la inmensidad del mar que cabe en una lágrima.

sábado, 21 de septiembre de 2019

Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos

          


Creo que, por desgracia, no hay que recordar mucho para encontrar el mundo que denunciaba Pasolini. El debilitamiento de la sociedad sagrada en Occidente no ha hecho que esta haya  sido sustituida por otra con verdaderos valores humanistas.
(9 de junio de 2018)



Creo que debemos conocer a Pasolini, estemos de acuerdo o no con sus posicionamientos; dio motivos sobrados para cuestionarlos, en buena parte por una inconformista tensión constante que le hacía buscar la originalidad y desechar los tópicos más aceptados; su polémico punto de vista sobre el aborto no satisfizo a nadie. Pero quienes escribimos debemos insistir en su poesía, a veces pasan largos años sin que surja un poeta de su talla.
(7 de octubre de 2018)


Pasolini, en sus dos facetas más destacadas; la poesía y el cine, pasaba con suma facilidad de la genialidad al atropello, pero en ellas encontró lo más perdurable, yo añadiría, como su otra cumbre, la entrevista, un arte apenas reconocido e improvisado, en el que siempre buscaba la calidad estética y el compromiso, para mí incomprensible cuando lo basaba en la simple provocación del escándalo, ¿hay algo más escandaloso que decir simplemente la verdad a pequeño-burgueses que sueñan con la burguesía e imitan su decadencia? Su final, sinceramente presentido, podría haber formado parte de uno de sus guiones, sería el mártir en el que creía con el candor mortificado de un niño católico obnubilado por los brazos protectores de su madre. Probablemente nunca tuvo tiempo para escribir poesía, para corregirla o buscar la palabra exacta, el concepto adecuado, aun así dejó poemas que debiera conocer todo aquel que se asoma al mundo de los versos. Cuando empecé a conocer su obra dije, y el tiempo me ha ayudado a corroborarlo, que Pasolini partía de un lugar en el camino adonde no llegarían nunca incluso poetas de renombre.
(24 de octubre de 2018)




Ciertamente, Mirta, se me ha hecho corto tu comentario, perdóname si me he equivocado al llamarte, en España lo más normal es tener dos nombres y es, hasta cierto punto, frecuente que se nos llame por uno solo que no coincide con ninguno de los dos.

La luz del sol sigue madurando,
lejos andan los vendedores ambulantes;
sigue agriándose la tibieza del verdor en los mercados
del mundo,
por las calzadas de indecible perfume,
en las orillas de los mares, al pie de los volcanes.

(Pasolini – 1962 Las hermosas banderas – Traducción de Guillermo Fernández)


Me sorprende que, con respecto a Pasolini, algunos me hayan tratado como a un Jeremías extraviado. Respeto a todos los poetas y no niego ninguno de sus méritos pero pienso que la mayoría de los poetas endiosados, a pesar de su vasta cultura y su pulcritud a la hora de escribir versos, quedan lejos del alma apasionada del poeta boloñés.(26 de octubre de 2018)


Quizás haya demasiados que articulen la muerte de Pasolini haciendo referencia a los hechos y a través de ellos entrar en el pozo insondable de las especulaciones, quizás se haya acaparado demasiado en el simbolismo trágico de que fuera aplastado por una de sus debilidades menos perdonables, esa que le acercaba algunas veces, muy a su pesar, a la decadencia babilónica contra la que clamaba apasionadamente y sin ningún miramiento. No debemos pedirle más a un hombre, hasta Cristo llegó a perder la calma. Pero en el hito más importante de nuestra civilización cada error nos recuerda a los de Cristo, cada pasión de alguien que arrastre una cruz es la suya.(25 de diciembre de 2018)





Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas... 

(Pasolini - Análisis tardío -Traducción - Hugo Beccacece)



No recuerdo en este preciso momento si fue su propio y lujoso coche el que acabó deformándolo, aplastando sus órganos y sus huesos, el instrumento póstumo del martirio, como le dije a nuestra entrañable compañera, Roxane. Cada minuto de escritura nos exige demasiado, quedará escrito lo que podrá leerse cuando pasen los años, podrán ser evaluados los errores de sintaxis, las faltas de ortografía, el desconocimiento cada vez más profundo que tenemos de nuestra alma.

La grandeza de Pasolini, de Lorca o Antonio Machado no puede evitar que al hablar de ellos hablemos de sus muertes y que memoricemos morosamente los detalles que las precedieron y los que las siguieron, estoy seguro de que ninguno de ellos quiso morir por sus ideas pero, sin la tierna ironía de Brassens y muy a su pesar, es por lo que lo hicieron.

Reconozco que yo también hubiera preferido hablar de Pasolini con ropa de mercadillo y con un utilitario carente de extras que hiciera sonreír con burla a los jovencitos bellos y pretenciosos; la soledad de la muerte acoge en las mismas garras del silencio al burgués y al comunista.

(21 de septiembre de 2019)





jueves, 12 de septiembre de 2019

Modern times - Versión 2019

       Y de repente parecía que aquel mundo podía acercarse a nuestras manos, que había un lugar para nuestro sueño en el marasmo de las multitudes, que florecía la tarde cada vez que sonreías. ¿Por qué lo hacías tan poco cuando yo te miraba? ¿Por qué llegó la noche sin percibirlo apenas? ¿Te dije alguna vez que si hubiéramos podido ir a Nueva York la Estatua de la Libertad se habría arrodillado ante ti?
(Conversaciones con Laura)




Somos cartas sin norte esparcidas en el viento,
islas sin recuerdos en un archipiélago aislado,
una rosa sin pétalos en el jarrón del olvido,
un grito en las tinieblas,
somos la mirada abstracta
de un sueño figurativo que no ha nacido,
el despertar de un monstruo inocente que muere
entre las pesadillas del hombre de la calle.

Ya conozco los latidos de estos tiempos modernos,
ya he bebido la sed de un amor
que no brilla ni se apaga,
se derrumbaron los muros, me dijiste,
pero sigue la barrera entre tú y yo
cuando hablamos del silencio,
de las incomunicaciones telemáticas,
de tu tarjeta sin firma que se pierde
en la nube querida de la infancia.

Somos la arena violenta que golpea
en el rostro de un niño dormido para siempre
en el cementerio de la playa,
aquellos que no escuchan a los muertos
que vagan por los periódicos,
llegamos siempre tarde al último combate
sosteniendo en los ojos que se cierran
una sonrisa amplia que bendice
los fusiles de la gloria, la libertad encadenada,
el hacha sin mango que agita el guante negro del verdugo.


       Ámate a ti misma, Laura; tengo la seguridad de que encontrarás a mucha gente que te quiera, pero cabe la posibilidad de que no encuentres a nadie que te ame. Todos queremos compartir la gloria de Occidente, pero solo unos pocos amamos su vulnerabilidad. Si encuentras a alguien bueno que te ame, aunque solo sea un poco, gozarás en cinco minutos lo que los perversos no disfrutan en toda una eternidad, por mucho polvo que dejen en la vereda, o sea, camino sin camino.
(13 de mayo de 2019)