Quizás nunca supiste si lloraste mi amor,
si el alba de dolor en sombras derramada
engullía la noche de los embarcaderos,
perseguía al héroe o aclamaba al monstruo.
Mas déjame pensar en ti como no eras
para que pueda amarte en este desvarío,
y sentir esta herida que recorre tu pecho
¡Qué primavera cruel para mis labios!
¡Qué amargo sentimiento
de palabra acosada
ahora que te veo y ya no puedo hablarte,
que no te tengo ya en mis brazos de dudas
y la muerte acaricia mi silencio de espera
por no haber despertado del último suspiro!
Llorabas por aquel que vivía con mi ropa,
que bajaba a la playa desde otro horizonte
y no encontraba el mar azul para mecerte.
El amor y el silencio eran la misma rima,
sombras de corazón en tu almohada
donde yace la niña sin recuerdo que fuiste.